La soberbia es una forma particular de incapacidad que suele afectar a gobernantes, directivos y funcionarios, pero también a porteros, dirigentes de gremios, empleados públicos y casi todos los pobres mortales que se encuentran de golpe con una escasa cuota de poder.
He aquí un consejo para no caer en la tentación de la soberbia: diríjase a una zona rural por la ruta que más le guste, desnúdese y espere a que anochezca. Cruce el alambrado -con cuidado de no perder ninguno de los atributos del poder- y camine hasta que sienta que está en medio de la soledad más absoluta. Una vez allí, levante la cabeza al cielo y mire las estrellas. En ese instante, visto desde el espacio, usted debe ser algo así como un microbio sobre una pelota de fútbol.
Piense que está parado sobre un minúsculo planeta que gira alrededor del Sol, y que el Sol es solo una estrella pequeña entre los millones de estrellas que
está viendo y que forman nuestra galaxia.
Esto no lo digo yo, pertenece
al libro ‘La culpa es de la vaca’
de Jaime Lopera y Marta Bernal (p. 85 y 86).
¡En todo caso, cualquier parecido es pura coincidencia!