A Juan Carlos la ‘Hormiga’ Paredes le cuesta mirar a los ojos de las personas cuando habla. El lateral y mediocampista del Deportivo Quito esquiva la mirada antes de dirigirse a su interlocutor.
Eso sí, en los entrenamientos, regularmente se lo ve sonriente. Suele bromear con Giovanny Espinoza e Isaac Mina tras las prácticas en el Complejo de Carcelén.
El pasado viernes fue diferente y apenas sonrió. El esmeraldeño solo dejó ver sus dientes blancos en una oportunidad. Fue cuando relacionó una lesión que tiene en la rodilla derecha con un problema psicológico.
“¡Puede creer que a la Selección llevaron a un psicólogo!”, reveló sonriente a este Diario el jugador que formó parte del equipo ecuatoriano que disputó los partidos ante Argentina y Colombia por las eliminatorias sudamericanas.
En la Casa de la Selección, los médicos detectaron la lesión que lo aqueja: una tendinitis rotuliana crónica en la rodilla derecha, que se reagudiza en cualquier momento. Así lo corrobora Pablo Cisneros, médico de la ‘AKD’.
Esa dolencia la sufre desde el año pasado. Incluso, se agravó por una contusión que sufrió en la primera final del Campeonato ecuatoriano del 2011 frente a Emelec y que, posteriormente, lo llevó al quirófano.
En la sala de operaciones, los médicos detectaron inflamada la grasa de Hoffa y el tendón rotuliano (ver infografía). Además, descubrieron una fractura en el menisco.
“Reparamos el lugar afectado y quedó bien. Sin embargo, Paredes volvió a jugar y a los tres cotejos empezó a sentir molestias”, reveló Cisneros, en su consultorio en el Ministerio del Deporte, en Quito.
Paredes admite que después de la operación ha jugado varios encuentros sintiendo dolor. El último fue el 13 de junio, en el encuentro frente a Deportivo Cuenca, en el Atahualpa.
“Jugué con dolor hasta cuando me sacaron una tarjeta roja”, detalla el volante, que sorprendió al técnico Nelson Acosta con su actuación en el juego entre Ecuador y Colombia, el 10 de junio, en el Atahualpa.
Antes de ese partido, también sintió molestias en la rodilla. Como tenía ganas de jugar se confesó con Patricio Maldonado, médico de la Tricolor. “Le dije que me dolía, entonces me pusieron una inyección”, cuenta el lateral.
Antes de que le suministraran el medicamento, el jugador de 24 años recibió la visita del psicólogo colombiano, Orlando Caicedo, en la Casa de la Selección.
El especialista le dijo que ya era hora de que superara la lesión, que el dolor estaba solo en su mente. Paredes no estuvo de acuerdo. “Yo no miento. A mí me duele la rodilla”, repitió el esmeraldeño en tres ocasiones.
Tras la charla con el psicólogo, meditó sobre su dolencia y se cuestionó. “El médico dijo cosas que me llegaron. Ahora no sé si me puse bien por la inyección o por esa conversación”.
El psicólogo llegó a la Casa de la Tri por pedido de Maldonado porque, según Cisneros, la lesión debía desaparecer desde hace mucho tiempo. Y el DT de la Tri, Reinaldo Rueda, confirma lo dicho por Maldonado. “Esa lesión se puede superar definitivamente si él se dedica a recuperarse. Necesita tiempo y paciencia”.
Los días pasaron y la lesión no ha desaparecido. Por eso, él continúa con ejercicios de recuperación para ganar masa muscular en la rodilla. Tiene un problema de movilidad que le impide estirar y recoger la pierna.
Todavía se desconoce el día que retornará a la cancha. Por eso, su madre Carlina le motiva para que se recupere, a través de llamadas telefónicas. El jugador es el sostén económico de su familia.
Sus compañeros lo motivan, pero Rueda le recuerda que sin ritmo, su carrera se complicará.