No solo el Centro Histórico de Quito y barrios tradicionales como La Floresta o La Mariscal tienen bienes patrimoniales que deben preservarse.
Muchos barrios alejados que, en épocas pasadas pertenecieron a las periferias de la urbe, también poseen inmuebles de características patrimoniales que merecen ser rehabilitadas para aumentar el inventario histórico y arquitectónico quiteño.
La ex hacienda La Delicia, ubicada en Cotocollao, es un ejemplo de hace una década. Allí funciona una administración zonal del Municipio de Quito.
Otro ejemplo es la casona de la ex hacienda Cedoc, emplazada en la parte más elevada del barrio Guamaní Alto, en el sur de Quito.
Esta casa de hacienda, que mide apenas 169 m² de superficie es, no obstante, uno de los ejemplos más valiosos del patrimonio vernáculo del Distrito Metropolitano capitalino.
Con más de 70 años de historia fue una de las sedes más importantes del desarrollo agropecuario del Quito antiguo.
Como muchos inmuebles patrimoniales de la capital, la casona de adobón y teja se encontraba hasta hace poco en un deplorable estado de conservación.
Debido al abandono en que se encontraba, explica el arquitecto Guillermo Romero, coordinador técnico del IMP, era notoria la afectación por la humedad proveniente de las cubiertas, las mismas que no estaban impermeabilizadas. El agua había afectado los cielos rasos, las mamposterías, los pisos y otros elementos.
Por esa razón, el Cabildo quiteño decidió, por intermedio del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), recuperarla de manera integral.
Fueron necesarios seis meses de trabajo permanente por parte de 20 obreros y 4 técnicos y una inversión de USD 72 000 para ponerla nuevamente en valor.
La intervención efectuada por el IMP comprendió la ejecución de los siguientes trabajos: reforzamiento e impermeabilización de cubiertas, consolidación de muros soportantes, diagnóstico, conservación y cambio del maderamen en cubiertas y pisos, desentablado, retiro y cambio de pisos.
Complementariamente, se efectuó el suministro y colocación de nuevos pisos de gres, el cambio de los cielos rasos, la adecuación de baterías sanitarias, instalaciones eléctricas, carpintería de madera en las puertas y ventanas, carpintería metálica en las rejas y pintura general.
“Toda la estructura -vieja y nueva- fue preservada. Existen piezas que pese a haber sufrido quemaduras fueron conservadas para servir de amarre. A ciertos muros portantes se dio un acabado de enlucido a mano, para mantener la textura original, y luego se dio un acabado color tierra”, expresa Romero.
La renovada Cedoc funcionará como una sala para consultas de Internet y servicio de computadoras, sala de uso múltiple, cafetería y el área administrativa.