Fotografías aéreas de alta precisión alertan el desgaste de los glaciares

Proceso de cartografía.  Daniel Pinto, del IGM,  por medio de gafas y un 'mouse' 3D, analiza las ­coordenadas de una fotografía aérea. Patricio Terán / EL COMERCIO

Proceso de cartografía.  Daniel Pinto, del IGM, por medio de gafas y un 'mouse' 3D, analiza las ­coordenadas de una fotografía aérea. Patricio Terán / EL COMERCIO

Es un vehículo aéreo-radar. Viajó en un avión de la NASA y durante un mes observó zonas ecuatorianas para determinar riesgos volcánicos y verificar la reducción de glaciares. Algo similar hizo en ­Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica y Perú.

El vehículo aéreo es una tecnología avanzada para estas tareas. Usa una técnica llamada interferometría, que envía pulsos de energía de microondas desde el sensor (en la nave) al suelo.

Con esta técnica se detecta y mide los cambios más sutiles en la superficie de la Tierra, como los causados por terremotos, volcanes y movimientos glaciares.

En Ecuador también se aplica tecnología avanzada para monitorear a estos últimos. Por ejemplo, el Instituto Geográfico Militar (IGM), del Ministerio de Defensa, lo hace por fotografías aéreas que después son analizadas en 3D.

La tarea está a cargo de ingenieros geógrafos y para ello usan 'mouses' especiales y gafas que permiten ver la profundidad de quebradas y de relieves que se encuentren en la zona (ver gráfico).

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U n avión Cessna es parte del equipo . Allí está una cámara de alta precisión. La idea de captar estas imágenes es para comparar física y técnicamente el comportamiento de un glaciar.

José Lincango, jefe de fotografía aérea del IGM, señala que los vuelos se realizan con tecnología satelital y con un sistema GPS, que se encuentra dentro de la aeronave y en la tierra. Esto permite un control total de la actividad. "La precisión de los datos de las tomas depende de la situación del vuelo".

El IGM ha participado en investigaciones para determinar cómo ha variado el nivel del hielo, por ejemplo, en el Antisana.

Precisamente en esos estudios ha estado personal del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi). Este organismo tiene un programa de medición denominado Catcos y ­emplea una metodología que genera un modelo digital de terreno de alta precisión, también por medio de fotografías aéreas.

Un estudio realizado por seis organismos que operan en el país señala que a escala nacional se han contabilizado 103 glaciares en siete elevaciones montañosas.

En esa misma investigación se dice que para 1997, cuatro volcanes ecuatorianos abarcaban 60 km² de glaciares. Pero para el 2011 fue menos de 50 km².

A escala mundial, desde 1993 el nivel de los mares y océanos se ha incrementado una media de unos 3,2 milímetros por año.

Las cifras aumentarán debido al derretimiento de los casquetes polares y de los glaciares. Estos datos se difundieron en esta semana, a propósito de la Conferencia contra el Cambio Climático que se desarrolla en Varsovia.

Por ahora los investigadores trabajan en más mecanismos de control. Por ejemplo el Servicio Mundial de Vigilancia de Glaciares (WGMS) analiza, casi en tiempo real, el comportamiento de estos respecto de las condiciones climáticas.

El 2011, consolidar un observa­torio permanente de glaciares en la zona tropical andina (de Colom­­bia a Bolivia) fue la prioridad de los investigadores. Para estos se anunció el uso del LMI Greatlce, un laboratorio mixto internacional que estudia glaciares y recursos hídricos.

Hasta el 2015 realizará programas científicos y la consolidación de las actividades de un grupo de investigadores reunidos alrededor de una plataforma científica común. Este observatorio provee continuamente datos de referencia sobre el cambio climático.

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