El presidente de EE.UU., Barack Obama, oficializó la noche del martes su decisión de que Adam Namm sea su embajador en Quito.
Lo hizo a través de un comunicado que contiene 21 nombres de jueces, embajadores y otros delegados que deben ser ratificados por el Senado estadounidense.
Según el procedimiento interno de EE.UU., el Presidente envía el nombre del embajador designado al Senado una vez que recibió el beneplácito del país en que cumplirá su misión diplomática, como en el caso de Ecuador.
Así, la Casa Blanca confirmó que Namm fue el escogido para ocupar la Embajada en Quito, vacante desde abril, cuando el presidente Rafael Correa expulsó a la embajadora Heather Hodges, por un cable de Wikileaks.
No obstante, la nominación de Obama no significa que, en efecto, Namm será posesionado como nuevo embajador en Quito.
La razón: el Senado estadounidense es un exigente filtro a la hora de evaluar y calificar un nombramiento diplomático
El estudio del perfil del embajador está a cargo de los 17 miembros del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Ellos se encargan de evaluar si el nombre propuesto es el idóneo para representar a Estados Unidos.
“Hay una entrevista, en la cual se hace una serie de preguntas relacionadas sobre el país destino”, explica el diplomático Luis Narváez. Se trata de una audiencia pública, en la que los senadores buscan determinar si los objetivos y visiones del nominado se ajustan a las necesidades del país.
Al ser esta audiencia pública, las respuestas del entrevistado pueden causar un efecto negativo en el propio Comité o en el Gobierno del país de destino.
Este último caso se registró en agosto del 2010. Por entonces se realizó la audiencia con Larry Palmer, embajador designado para Venezuela. En su intervención, el diplomático señaló que las FF.AA. venezolanas tenían la moral baja por decisiones políticas en la rama y que había que investigar la presencia guerrillera en ese país. Esos dichos fueron recibidos de la peor forma por el presidente Hugo Chávez, quien le retiró el beneplácito a Palmer.
La postura de Chávez molestó a la administración de Obama. El incidente llegó al punto de que EE.UU. le retiró la visa a Bernardo Álvarez, entonces embajador venezolano en Washington.
No obstante, las posiciones e ideas que tiene un embajador designado también pueden generar el rechazo de los senadores del Comité de Relaciones Exteriores.
Un ejemplo se dio en junio pasado, cuando el Comité evaluó a Jonathan Farrar como nuevo embajador en Nicaragua.
Tras analizar su perfil, el senador demócrata Bob Menéndez y su par republicano, Marco Rubio, se mostraron poco convencidos de que Farrar tuviera la firmeza necesaria para responder al presidente Daniel Ortega.
Ante el inminente rechazo de esos dos miembros, el Departamento de Estado optó por retirar la candidatura antes de la votación. Según las normas del Senado, la objeción de un miembro basta para impedir la confirmación de un funcionario.
Para el estudio de un nombre, el Senado no tiene un plazo establecido. Según un diplomático consultado en EE.UU., el tiempo depende de la urgencia que se le quiere dar al tema: puede ser rápido o puede tomar semanas.
A la par de este proceso, la Casa Blanca estudiará a Nathalie Cely, como nueva embajadora de Ecuador. Su nombre fue planteado para sustituir a Luis Gallegos, quien fue declarado por EE.UU. como persona no grata en respuesta a la expulsión de Hodges. La costumbre es que el país de destino se pronuncie en 30 días.
Adam Namm
Su trayectoria. Diplomático estadounidense de carrera. Es Director (e) de la Oficina de Operaciones de edificios en el exterior.
Cargos. Fue parte de las misiones en Pakistán, Rep. Dominicana y Colombia.
Nathalie Cely
Su trayectoria. Economista de la U. Católica. Se especializó en la Universidad de Harvard.
Sus cargos. Fue Ministra de Desarrollo Social y actualmente es titular del Ministerio de la Producción.