IPS
El primer día de 2019, mientras Jair Bolsonaro asumía la presidencia en Brasil, el año se estrenaba con siete feminicidios y tres intentos frustrados. Unos cuchillos fueron el arma en ocho de los casos, con tres sobrevivientes. En otros dos, las mujeres fueron golpeadas hasta la muerte. Ex compañeros que no aceptaban el fin del matrimonio o del noviazgo constituyen la mayoría de los asesinos, en los registros diarios de Jefferson Nascimento, abogado y activista de los Derechos Humanos en São Paulo.
Hasta este 28 de abril, hubo 620 intentos de feminicidio, la mayoría consumados, según su monitoreo a partir del noticieros televisivos, informaciones de la prensa y otras fuentes. Ese total podría elevarse, porque seguramente hay casos que no trascienden públicamente. Por otro lado, no todos los casos con víctimas femeninas son feminicidios o femicidios, que tipifican a los asesinatos de mujeres por su condición de género.
En 2018 hubo 4 254 homicidios intencionales de mujeres, de los cuales solo 1 173 se tipificaron como feminicidios, según el Monitor de la Violencia del Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP), que realiza en asociación con el Núcleo de Estudios de Violencia de la Universidad de São Paulo y el portal digital G1, del grupo Globo de comunicación.
Los datos indican que los asesinatos de mujeres cayeron 6,7 por ciento en comparación con el año anterior, algo menos de la reducción de 10,3 por ciento en los homicidios en general (de 63 722 en 2017 para 57 117 en 2018).
Pero, en contraste, los casos de feminicidio aumentaron 12 por ciento. Esa tendencia se acentuó en este año, a juzgar por los datos del estado de São Paulo, que concentra 21 por ciento de los 209 millones de brasileños, donde los feminicidios subieron de 21 a 37 víctimas, entre el primer trimestre de 2017 y el mismo período de este año.
“El principal factor es que las mujeres ya no aceptamos los papeles sociales que nos impone la sociedad patriarcal y machista. Algunos hombres reaccionan con violencia”, señaló a IPS la abogada Silvia Pimentel, profesora de Derecho en la Universidad Católica de São Paulo e integrante del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de las Naciones Unidas.
Su temor es que la proliferación de armas, fomentada por el decreto que firmó Bolsonaro el 7 de mayo, convierta en fatal gran parte de la violencia machista que sufren las mujeres en Brasil. En el estado de São Paulo, por ejemplo, en lo que va del año ocurrieron en promedio 88 agresiones diarias con lesiones corporales en mujeres. “Con más armas en circulación, más mujeres morirán, pues no hay como defenderse de tiros”, lamentó Pimentel. La medida del presidente de extrema derecha amplía el derecho de portar armas de fuego a 19 millones de personas, estimó el Instituto Sou da Paz (soy de paz).