En España y Portugal la crisis económica golpea fuerte a la gente y esta vota en contra de sus respectivos gobiernos socialistas a los que hacen responsables de sus angustias.
Aquí en América, el criterio para decidir ese tipo de cosas no es tan simple. Por ejemplo, los peruanos, tras 10 años de gobiernos de centro, de tipo democrático-liberal, que se reflejaron en lo económico y social en el mayor crecimiento de su historia (8,8% en el 2010), en una cuadriplicación de sus reservas internacionales, inflación casi cero, superávit comercial y fuerte caída de la pobreza y sin ningún problema en el orden político institucional, igual votaron de hecho por lo opuesto y eligieron un gobierno caratulado de –nacionalista, de izquierda y progresista- y cuya propuesta es el cambio. Curioso, ¿no?
Son esas cosas de nuestra América. Después nos quejamos. Pero es muy probable, también que el propio Humala haya cambiado.
De todas formas se dan esos casos curiosos. Está, otro ejemplo, el de Antonio Palocci, renunciante jefe del Gabinete ministerial de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. Este dimitió, tuvo que hacerlo, tras un escándalo derivado de informaciones periodísticas sobre su explosivo enriquecimiento (su patrimonio se multiplicó por 20 en cuatro años).
Lo curioso no es que la prensa informe, que los partidos políticos controlen y los ministros implicados tengan que renunciar. Lo curioso es que Palocci –médico pero mago en economía- miembro del Partido de los Trabajadores integrara el Gobierno de Brasil. Porque, esta es la segunda caída de Palocci (uno diría que ya está acostumbrado). Tuvo una primera con Lula, del que fue su Ministro de Hacienda, y eso, tiempo después de haberse salvado de renunciar -o ser echado- a consecuencia de otro escándalo por soborno a legisladores -en época de Lula siempre- en el cual también estuvo, presuntamente, vinculado. En su momento se dijo que se salvo porque su presencia era fundamental para dar tranquilidad a los mercados y el sector empresarial en días en que todavía el Gobierno del ex obrero metalúrgico no generaba confianza. Palocci no pudo pasar la segunda prueba en el Gobierno, lo que no impidió que luego fuera electo diputado.
No está claro si esta crisis debilitó o fortaleció el gobierno de Dilma. Hay quienes sostienen que está agradecida con la prensa por contribuir a la “transparencia”. Recuerdan la actitud de la Presidenta de no hacer caso a la principal recomendación que le hizo Lula al irse de impulsar una ley para regular la prensa.
En Brasilia hay quienes aseguran que con la ida de Palocci, Dilma se sacó más de un peso de encima. Si hay otro peso pesado es una curiosidad. Habrá que estar atentos a la prensa.