Cristian Balarezo, historiador de arte y restaurador, habla sobre la obra Cristo en Agonia, del artista Miguel de Santiago. Foto: Patricio Teran / EL COMERCIO
Cuenta la leyenda que para elaborar el Cristo de la Agonía, Miguel de Santiago (1630-1706) torturó y atravesó con una lanza a uno de sus talleristas, quien posaba crucificado. El objetivo del maestro: captar la expresión de sufrimiento que debió experimentar Jesús en su calvario. Este relato, que termina con la muerte del modelo, nunca pudo ser corroborado a través de fuentes oficiales.
La leyenda que se tejió en torno al Cristo de la Agonía, una de las obras trascendentales de Miguel de Santiago, aún se relata en las clases de historia, sobre todo en Quito, la capital ecuatoriana.
El destino final que tuvo el cuadro, considerado una de las obras cumbres de la Escuela Quiteña, ha sido una interrogante que no ha sido saldada del todo.
Cristian Balarezo, historiador de arte y restaurador, investigó la obra de Miguel de Santiago y asegura tener la respuesta.
El experto realizó un estudio, con fuentes documentales y pruebas de campo, en el que llegó a la conclusión de que la obra se encuentra en el Museo de la Orden de los Descalzos, en Lima, Perú.
¿Cómo esa obra, que forma parte de las leyendas más importantes de la capital, terminó en Lima? El experto afirma que en el traslado estuvo involucrado el servicio exterior ecuatoriano, en particular, Félix Luque, quien fue cónsul de Ecuador en Perú, a finales del siglo XIX.
A través de un trabajo de autenticación, el experto dice que corroboró que el lienzo que reposa en el Museo limeño fue elaborado por Miguel de Santiago. A los pies de la obra se encuentra una nota, que le dio pistas de cómo fue trasladado el cuadro.
“Ahí se menciona a Félix Luque, quien era el cónsul de Ecuador en Perú. Él llegó a Lima en 1864″. Balarezo dice que Luque donó el cuadro a la Orden de los Descalzos en 1903, dos años antes de fallecer.
¿Pero cómo el excónsul logró trasladar el cuadro a Lima? Balarezo rastreó los archivos del servicio exterior peruano y halló que Vicente Luque, sobrino de Félix, habría sido un informante del vecino país. Este personaje habría suministrado datos de los movimientos de los buques, ya que además era regente de aduanas.
La teoría del historiador es que a través de ese vínculo Félix Luque logró trasladar el cuadro a Lima, por vía marítima. “El Cristo de la Agonía debió llegar a Perú entre 1887 y 1895. El cuadro permaneció oculto en una vivienda de Chorrillos, perteneciente a Félix Luque, hasta que en 1903 lo donó al Convento de los Descalzos“.
Durante su investigación, Balarezo halló una nota de prensa, publicada por EL COMERCIO en 1934, en la que ya se alerta del hallazgo del Cristo de la Agonía en el Convento de los Descalzos. El texto fue escrito por el historiador Alberto Flores y Caamaño.
126 años después de que el cuadro fuera donado, Balarezo se puso en contacto con funcionarios del Consulado de Ecuador en Lima. Tras mostrarles los resultados de su investigación, el historiador planteó la posibilidad de que la Cancillería trámite un “préstamo” del Cristo de la Agonía, que podría durar seis meses.
El experto cuenta que la obra se encuentra en un museo que no tiene una afluencia masiva y dice que no se le da el valor que merece. Por el momento no ha tenido una respuesta oficial del Consulado.
Según Balarezo, Ecuador podría enviar un retrato de cuerpo completo de Francisco Solano, un santo de origen peruano perteneciente a la Orden de los Descalzos, que actualmente se encuentra en la Iglesia de San Francisco, en el Centro Histórico de Quito.
“Ahora que conmemoramos 20 años de la firma del tratado de Paz con el Perú, se podría concretar este intercambio cultural, temporal, para poner en escena esta obra tan importante para la historia del país“, dijo.