Este 1 de Mayo, hay que reconocerlo, tuvo un prólogo distinto. Las decisiones ejecutivas y legislativas que aplican sobretasas arancelarias y modifican aspectos del IESS dieron a los prolegómenos de las marchas un cariz diferente.
Lo saludable es que no hubo confrontación física aunque sí de ideas. Miles de personas marcharon en distintas ciudades. El Gobierno, tan amigo de cifras y comparaciones, reivindicó su victoria numérica. Muchos funcionarios y partidarios de Alianza país encabezados por Rafael Correa desfilaron en Quito. Hubo discursos duros y descalificación para explicar las últimas reformas.
Lo curioso es que antes los gobiernos no marchaban, miraban, medían. Solo en Cuba se recuerdan grandes aglomeraciones en torno a los discursos de Fidel con su partido único.
Los trabajadores sindicalizados hicieron su apuesta y desfilaron por miles. Criticaron al Régimen y sus medidas y hablaron de una posible huelga nacional. Como el Presidente, también cantaron victoria. Era previsible, ambos sectores se adjudicaron un grado de triunfo.
Un contraste necesario de establecer. Los canales gubernamentales e incautados mostraban prioritariamente la marcha oficial y una esporádica imagen del otro lado. Los oficialistas pasearon un ataúd con fotos de periodistas separados de los medios y varios de aquellos que cada sábado reciben denuestos. Esa ‘guerra planetaria’ contra los medios parece ser ‘cuestión de honor’ para los gobiernistas incluso en jornadas como estas.