Un chip ayuda a que 77 niños oigan

Redacción Sociedad

Ismael y Neiser son los únicos hijos de Carmen Palma y Milton Gamboy. El primero tiene 6 años, el segundo 3 y los dos nacieron con sordera total.

Los jóvenes padres, ambos de 23 años, buscaron ayuda, pero siempre les dijeron lo mismo: esa operación se hace solo en el exterior y cuesta mucho. Gamboy es albañil, gana USD 100 a la semana. Su esposa dice que eso no alcanza para nada y que no tenían esperanza alguna.

La meta es llegar a 100
El objetivo del Ministerio de Salud y del hospital Baca Ortiz es llegar a 100 niños operados.
El director del asistencial, Milton Jijón, indicó que continuarán con la tarea. Los interesados pueden llamar al 222 2207.   
El primer niño en ser   intervenido, hace un año, fue Álex Altamirano, de 5 años.Pero en enero de 2008 se enteraron que el Ministerio de Salud comenzaría una campaña para operar a pacientes con ese problema. Se contactaron y un mes después una llamada telefónica desde el hospital Baca Ortiz confirmó que los dos niños serían intervenidos sin pagar nada. Desde febrero de 2008, hasta ahora, este centro operó a 77 niños, que recibieron gratuitamente un chip que cuesta USD 20 000.

Ese aparato se instala en el interior del oído. Allí queda para toda la vida y el volumen se regula automáticamente hasta alcanzar los niveles que el paciente requerirá en todo momento. Con este procedimiento se recupera la audición y el habla hasta en un 80%. 

El director del Baca Ortiz, Milton Jijón, calcula que entre el chip y los honorarios de los médicos la ayuda llega hasta a USD 40 000.

Para Ximena Defaz era imposible conseguir ese dinero y en ningún hospital ayudaban a Nicol Cruz, su hija de 5 años. Sin saber qué hacer, esta cuencana  aprovechó una visita que el presidente Rafael Correa hizo hace dos años.

Con su esposo escribieron una pequeña carta pidiendo ayuda y pusieron la foto de la niña. En medio de decenas de guardaespaldas logró que el Presidente recibiera “el papelito” y lo metió en el bolsillo. “Yo dije ahí quedó todo, pero a los ocho días recibí una llamada.

Cuando me dijeron que era del despacho del Presidente no creí, pero me indicaron que acuda al Baca Ortiz, porque comenzarían las operaciones. El 25 de junio de 2008, la niña permaneció tres horas en el  quirófano. Un año y tres meses después, Nicole ya pronuncia mamá, papá, sol...

Esas son las primeras palabras que también aprendió Elsa Caiza, de 6 años. Ella es de Otavalo y sus padres lograron que los médicos implanten el chip sin costo.

Elsa juega con la computadora. No está sola. Todos los chicos se reunieron ayer en la ludoteca del Baca Ortiz. Se citaron para acudir en grupo a la Presidencia de la República y almorzar con Correa.

Yack Lavayen viajó con sus padres, desde Guayaquil. El niño tiene 2 años y ocho meses y sonríe cuando lo llama su mamá, Jackeline García. Luego de recibir el implante, el 12 de junio del año pasado, Abel Lavayén tuvo la esperanza de que el niño le diga papá y lo logró. “Me siento feliz por esto, gracias a los que ayudaron”.

Cerca de las 11:00  todo estaba listo para salir a Carondelet, pero antes recibieron sánduches, jugo y frutas. Richart Romero permanece en silencio en una de las sillas. Junto a él juega Alejandro, su hijo de 5 años. Recuerda que a los ocho meses de nacido se percataron de que el niño tenía algún problema.

“Nosotros tenemos dos hijos más y sabemos que a esa edad ya reaccionan ante los ruidos, pero con él no pasaba nada”.

Luego lo llevaron al pediatra y de allí al otorrinolaringólogo. Este especialista confirmó la sospecha. “Nos dijo su hijo tiene sordera, producto del nacimiento prematuro. Fue una noticia terrible. Estuvimos  bien mal con mi esposa, pero ahora todo va mejor”. 

Alejandro recibió el implante hace tres meses y desde allí  también aprendió a decir papá. Incluso pide la sopa a mamá.

Quienes aún no reciben el chip también llegaron ayer. Yerari Lalangui tiene 3 años y 10 meses, pero no escucha ni habla. Cintia Lalangui es su mamá. A ella le dijeron que su hijo entrará a los quirófanos a finales del próximo mes. “Ojalá mi chiquito pueda oír, ojalá los doctores me ayuden”, comenta la madre que viajó  seis horas en bus desde  Sucumbíos. 

Mientras esperan la salida a Carondelet, Ismael y Neiser juegan por toda la sala. Cuando ellos se alejan, su mamá, Carmen Palma, confiesa que su esposo se molesta, “porque trabaja de domingo a domingo y no alcanza la plata”.

Dice que tienen que comprar las pilas para los audífonos y que la caja cuesta USD 6. Cada una dura hasta tres días y ella necesita para los dos. “Es bastante plata...”.  Hace ocho años intentó acceder al Bono de USD 35, pero no lo logró y nadie explicó por qué.

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