Las editoriales independientes de Guayaquil publican poco

Novedad. Paulina Briones, graduada en Edición de Textos, abre la editorial Cadáver Exquisito.

Novedad. Paulina Briones, graduada en Edición de Textos, abre la editorial Cadáver Exquisito.

Cadáver Exquisito nace y, desde su nacimiento, aparece dando confidencias extrañas en una ciudad con poca tradición editorial: promete pagar a quienes publiquen bajo ese sello. En momentos en que algunas editoriales guayaquileñas privadas se las arreglan para subsistir, María Paulina Briones sale a la luz nuevamente (ya lo hizo a inicio del 2009 con el lanzamiento del centro cultural Casa Morada) con esta propuesta.

En Guayaquil, además de Cadáver Exquisito, existen en el mercado, de manera activa, al menos cinco editoriales independientes y dos públicas. Ninguna funciona bajo el sistema de pago a los autores por el solo hecho de publicar con la firma. El Quirófano y El Conjuro, que surgieron en el 2009 y en el 2010 (en ese orden), más bien cobran a los autores por publicar bajo el sello. Les entregan, eso sí, a los escritores una parte de los libros.

El Conjuro, que en tres años ha publicado 6 libros, prefiere quedarse únicamente con el 20% de los ejemplares y cobra cerca de USD 2 500 a los escritores por publicar bajo el sello. El Quirófano, en cambio, otorga prácticamente todo el producto final a los escritores para que ellos mismos se encarguen de venderlos y obtener las ganancias: ya sea de boca en boca o, si corren suerte, incorporándolos en las librerías.

“Solo nos quedamos con unos 10 libros”, cuenta Augusto Rodríguez, director de El Quirófano, sello que en un año y medio ha publicado 13 libros de autores nacionales, jóvenes en su mayoría. Cobra cerca de USD 500 a los escritores, “precio costo” (según Rodríguez), por un tiraje de 300 ejemplares, que suelen imprimir.

Diferente, asimismo, es el tiraje y la frecuencia de publicaciones del Municipio de Guayaquil. Desde 1997 ha publicado más de 300 trabajos con un promedio de 1000 ejemplares cada uno. Este año tiene previsto publicar 30 obras más de arte, literatura e historia. A los autores no les cobra nada por la impresión. Se les da entre un 15 y 25% de las ventas.

En la otra orilla están editoriales alternativas, con producciones muy escasas, pero no exentas de creatividad en la manera en que presentan obras literarias.

Cartoneras, se autodenominan y, en efecto, son libros hechos con cartón, manualmente. Camareta Cartonera, la primera de este tipo en Guayaquil, publicó en octubre del 2011 el poemario ‘Cuadernos de Indiana’, de la autoría de Luis Carlos Mussó. El tiraje no sobrepasó los 100 ejemplares.

Dadaif, que también cubre de cartones sus portadas, hizo lo propio en la última Feria Internacional del Libro de Quito, donde presentó el poemario ‘Cyborg democracia y otros poemas’, del escritor Ernesto Carrión. Esta pequeña casa editorial tan solo sacó 50 de estos libros.

Estas cartoneras guayaquileñas han publicado tres obras cada una en el último año.

Uno de los mayores inconvenientes con los que se encuentran las editoriales es la difusión de las obras que producen. Por ese motivo, El Conjuro, además de editorial, ofrece servicios propios de una agencia: promociona las obras en los medios, ubica a los autores en concursos literarios y solo agarra dinero en caso de que el escritor obtenga premios en algún certamen. “Nos dan un porcentaje. Un 20 o 25%”, explica César Eduardo Galarza, el director de esta empresa, que en el 2010 publicó la novela ‘On Display 2.0’ de la escritora guayaquileña María Fernanda Pasaguay.

El mismo camino va a tomar Cadáver Exquisito. “La difusión y distribución son las tareas más difíciles”, opina María Paulina Briones, que estrenará su sello editorial publicando la tercera edición de ‘Álbum de familia’, de la autora Gabriela Alemán (a un costo de USD 13). Ya existen dos ediciones fuera del país de esta obra.

Y mientras una nueva editorial se abre camino en Guayaquil, quedan los fantasmas de editoriales guayaquileñas desaparecidas como Alpamanda Editores, Manglar y Editorial Imaginaria.

B@ez Editores, otra firma porteña, no se autodenomina editorial independiente sino ‘sello alternativo’. “Yo estoy en contra del término editorial independiente. No pueden serlo ya que igual dependen del mercado”, critica Marcelo Báez, propietario de este sello.

Desde el 2002, en que surgió B@ez Editores, han publicado 17 títulos. La última fue la novela ‘Y aún ocupan mi memoria’, de Leticia Loor en el 2010. El año pasado no publicaron ninguna obra. “El 2010 fue duro pues subieron los costos del papel y los gastos operativos”, cuenta Báez. Este año planean publicar 3 libros.

“Las editoriales van a funcionar cuando lo hagan con la política china: bajando el costo del producto y subiendo el volumen al máximo”, opina Melvin Hoyos, director de Cultura del Municipio de Guayaquil, que este año introducirá sus obras, antes solo disponibles en ventanillas de la institución, en las librerías del país.

Más producción

Desde su creación, B@ez Editores ha publicado 17 títulos, 13 El Quirófano Ediciones,6 El Conjuro, 3 Camareta Cartonera y 3 Dadaif.

La Universidad de Especialidades Espíritu Santo, la Escuela Politécnica del Litoral, la Universidad Católica y la Universidad de Guayaquil son instituciones educativas que publican regularmente libros.

Silvia Buendía (del programa ‘Así somos’) y Cristina Santacruz serán las principales auspiciantes de la editorial Cadáver Exquisito, que contará con diseñadores y asesores de mercadeo.

La Casa de la Cultura Ecuatoriana, que comenzó a publicar libros desde su fundación, en 1945, en estos momentos tiene su imprenta dañada.

Gema Zeballos, administrativa de la librería Mr. Books de Guayaquil, dice que estos momentos en ese negocio no existen libros de editoriales guayaquileñas. “La mayoría son de Quito", asegura .

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