¿Camino al vacío?

Si quieren ganar las elecciones en segunda vuelta, tanto la derecha fundamentalista, cuanto el populismo tienen que reinventarse. Toparon techo en su voto duro. No les toca más que ir a buscar votos al centro y a la izquierda. En principio esta operación se verá oportunista e inviable. De pronto los lobos vistiendo de ovejas, es anti estético y cínico.

El problema de los candidatos es que el electorado al que querrían conquistar no es cualquiera. Es un conglomerado ciudadano con relativa formación política, al que difícilmente se le puede engañar. En este segmento no opera ni la compra de votos ni vestirse, de pronto, de runa, ecologista, feminista e intercultural. Una operación de este tipo será totalmente rechazada por falsa. Cada candidato, a su manera, carga con el peso de falta de credibilidad. En un caso: ¿Cómo decirle al electorado que gobernará con autoridad e independencia de su poderoso y potente mentor, que tiene su propia agenda, pasado y enemigos?; en el otro, ¿Cómo decirle al electorado que tiene palabra, que cumple compromisos, si hace poco, rompió un importante acuerdo político, que vació la poca legitimidad que le quedaba a un proceso electoral viciado?

La conquista del voto del nuevo centro y de la izquierda ecologista, no violenta e intercultural, no puede ser un artilugio de algún mago del marketing político. Si los candidatos operan con este nivel de superficialidad, su campaña será un fracaso rotundo. Este electorado no solo es inteligente es también experimentado y militante de causas profundas. Son muchos jóvenes, pero también adultos, en los que se combina memoria y una cultura política de participación democrática.

Es un conglomerado diverso que ha resistido a la corrupción y que está cansado de la confrontación. Anhela inaugurar un período de reconciliación en base a proyectos sustantivos y urgentes: frenar el calentamiento global, emprender en modelos civilizatorios no extractivistas que superen el antropocentrismo; implantar la justicia social, la no violencia, el respeto al otro, la honestidad, la equidad de género; superar el racismo, buscar el pleno ejercicio de derechos, la corresponsabilidad y las nuevas visiones y roles equilibrados entre Estado y sociedad.

Es un electorado complejo, conformado también por cierto sector nihilista, harto de un status quo inviable y purulento, que ve a los finalistas como expresión de este sistema y sus intereses, por lo que amasa una respuesta a favor del voto nulo, que apuntaría a crecer. Si uno y otro candidato, integran con sinceridad los requerimientos y causas de la corriente de centro e izquierda, no solo ganará las elecciones, sino que creará un ambiente de legitimidad y respaldo para el nuevo gobierno, que deberá convocar necesariamente a la unidad para enfrentar la catástrofe que vivimos.

El otro escenario, el más probable, es continuar el camino al vacío.

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