Reventa de entradas para la final entre Liga de Quito y el Club Sport Emelec el viernes 14 de diciembre de 2018 en el estadio Rodrigo Paz Delgado. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
La reventa y los negocios ambulantes se instalaron desde este viernes 14 de diciembre en los exteriores del estadio Rodrigo Paz Delgado.
Los comerciantes han aprovechado que los hinchas se acercan buscando boletos para la final de vuelta entre Liga de Quito y el Club Sport Emelec para ofrecer sus productos. Las esquinas ya se ‘pintaron’ de blanco. Se ofrecen sudaderas, gorras, camisetas y banderas. Para los hinchas más fieles, hay los tres diseños de indumentarias que utilizó la ‘U’ en esta temporada.
La de los 100 años tiene un costo de USD 7 y la conmemorativa de la Libertadores en USD 6. La blanca con la que el equipo arrancó la temporada es la menos apetecida. Esa tiene un precio de USD 5. También hay gorras por el mismo valor. Entre más y mejores acabados, el precio puede variar.
Para los hinchas que buscan entradas es fácil encontrar a los revendedores. Están ubicados en las calles aledañas del estadio ofreciendo boletos. Una general, que costaba USD 15 en ventanilla, puede costar hasta USD 50.
Uno de los vendedores afirma que los precios se elevaron por la dificultad de conseguir entradas. La dirigencia de Liga de Quito expendió los boletos solo a los hinchas que llegaron con el talonario del partido Liga vs. Delfín Sporting Club.
Reventa de entradas para la final entre Liga de Quito y el Club Sport Emelec el viernes 14 de diciembre de 2018 en el estadio Rodrigo Paz Delgado. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
“Ahorita todo el mundo busca entradas. Quieren ir al partido los que son y no son”, dice uno de los revendedores mientras una aficionada pregunta por una general sur, localidad donde se ubica la barra organizada.
Los precios son exagerados. Llegan hasta el 200% más de su valor real. Un palco, que tenía el precio de USD 50, en las calles se expenden en USD 150. Los revendedores se han organizado para hacer justa la competencia. Todos ofrecen los precios a lo mismo.
“Son pocas entradas que logramos comprar. Ya casi no nos quedan”, dice un señor de aproximadamente unos 50 años que tiene años en el negocio.
Entre más lejos del estadio, los precios bajan, pero siguen siendo exagerados. Hay quienes prefieren seguirse dando una vuelta.