Luego de seis meses de espera -el 21 de septiembre del 2020- cerca de 80 gimnasios reabrieron sus puertas en Quito, como parte de un plan piloto diseñado por el COE Cantonal. La noticia fue celebrada con bombos y platillos por los socios que contaban los días para volver al templo. Así es como los deportistas le dicen a su gimnasio, box -donde practica crossfit– o cualquier otro centro de acondicionamiento, pues es allí donde rinden culto a su cuerpo.
A mí me dio un poco de nostalgia porque mi templo cerró luego de uno o dos meses tras la llegada de la pandemia. Ahí entrené por cerca de cuatro años y estoy segura de que habría calificado para formar parte de ese experimento.
En ese centro de acondicionamiento las máquinas se desinfectaban con alcohol desde antes del covid-19. Era una obligación del socio, aunque siempre había uno que otro que se hacía el loco y, que además del sudor, dejaba papel higiénico, tapas, botellas. ¡Desconsideración total! No serán así ustedes por favor.
Pero como les iba contando… Trascendió la noticia de la reapertura e inmediatamente se activaron los chats grupales y los canales oficiales de los gimnasios para apartar un espacio dentro de las instalaciones. Ese será el procedimiento de ahora en adelante. Es parte del protocolo de bioseguridad, implementado para reducir al máximo el riesgo de contagio.
El lunes –alrededor de las 07:00- ya circulaban en las diferentes redes sociales las fotos de gente entrenándose. Unos se tomaron fotos mientras levantaban barras y mancuernas, mientras que otros optaron por una ‘selfie’ al final de la práctica. Sus ojos los delataron: estaban realmente felices.
Y es que eso, precisamente, trae la práctica de cualquier actividad física y más si es que por algún motivo resulta imposible practicarla en casa. A pesar de que muchos recurrimos a varios implementos para activarnos en la comodidad del hogar, hay que reconocer que las sensaciones son distintas. El gimnasio es un lugar mágico.
Ya en la tarde, en cambio, esas mismas personas subieron fotos de los potajes que se prepararon para recuperar energías. Había de todo y todo estaba en un mismo plato. ¡Alerta!
Las personas deben realizar ejercicio para mantener la salud durante el confinamiento. Foto: Pexels
Durante el confinamiento habíamos dicho que la clave para mantenernos sanos y con conformes con nuestra apariencia era necesario activarnos y seguir un plan de alimentación equilibrada. Tal vez faltó apuntar que el control de las porciones debe mantenerse aun cuando estemos fuera de nuestras cuatro paredes.
¿Qué dicen los expertos? De nada servirá el esfuerzo de 60 u 90 minutos si luego terminamos con lo que hay en nuestra nevera o exageramos con las porciones, sobre todo, cuando el propósito es bajar de peso.
Corremos el riesgo de hasta triplicar las calorías quemadas durante la práctica. Ejemplo: quemamos 300 y comemos 900. Tendremos un excedente de 600 calorías, que, si nos quedamos quietos, se acumularán en forma grasa. Así que por favor comamos con mesura, apegándonos a nuestros requerimientos y objetivos. Las personas que buscan aumentar masa muscular seguramente seguirán otro tipo de dieta, así como otro tipo de entrenamiento que incluirá más tiempo de activación.
Les dejó un dato importante que me compartió la nutricionista Cristina Calderón: “una persona puede subir 1 kilo de masa grasa a la semana si cada día consume 1 000 calorías extras”, que equivaldrían a dos donuts de chocolate, por ejemplo.
Deshacernos del peso ganado en esos siete días, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de España, podría tomarnos hasta dos semanas, pero manteniendo una alimentación equilibrada y haciendo ejercicio a diario.
¿Cuántos de ustedes regresaron al gimnasio? ¿Qué tal ese reencuentro?
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