Escaparate Cultural

Este es un espacio en el que se exhibirán ideas y reflexiones sobre libros, arte y series de televisión. Parafraseando a Jorge Luis Borges: Que otros se enorgullezcan por lo que han escrito, yo me enorgullezco por lo que he leído y lo que he visto Twitter: @itoflores84

Gabriel Flores

Licenciado en Comunicación Social por la U. Central del Ecuador. Máster en Literatura Hispanoamericana y Ecuatoriana por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Colabora con grupo EL COMERCIO desde el 2014. Escribe para la sección Cultura e Ideas.

‘Los desvelos’

Imagínese que han pasado varias décadas desde el inicio de la pandemia provocada por el covid-19 y es invitado a hablar en un foro virtual sobre la vida durante aquellos años. Cuando termina de escuchar los testimonios y el moderador da paso a las preguntas del público, el rostro de una mujer aparece en la parte superior de la pantalla de su ordenador.

Se trata de una joven universitaria que nació un día de mayo del 2020. Ella le pide que ahonde en los recuerdos que tiene de los primeros meses de confinamiento, que hable sobre las angustias y temores que rondaban su cabeza por esos días y que finalmente le diga a la audiencia si el insomnio y la incertidumbre habían consumido sus noches y madrugadas.

Ese ejercicio de volver sobre el pasado, a través de los recuerdos personales y cotidianos, es el que realiza José Hidalgo Pallares en ‘Los desvelos’, el relato de ficción autobiográfica que acaba de publicar con la editorial Festina Lente.

La historia comienza el 23 de mayo. Mientras el protagonista espera el depósito de un pago, que nunca llega, e intenta avanzar con un PowerPoint para la presentación sobre la situación económica del país a la que fue invitado, decide procrastinar y revisar su cuenta de Twitter. En medio de una cascada de noticias se encuentra con una sobre un trágico accidente de tránsito.

A lo largo de los siguientes días, los implicados y los detalles de este accidente van ocupando los pensamientos de este esposo y padre de familia de clase media, que se cuestiona sobre las decisiones que toma a diario, sobre la complejidad de vivir en medio de un encierro forzado y de días que no dejan de asemejarse uno al otro.

En medio de la nueva rutina que tiene su familia, una de sus preocupaciones es la forma en la que está cambiando la vida de sus hijos. Al igual que millones de padres, él se pregunta qué tan efectiva es la educación que están recibiendo y cómo les afectará no tener contacto físico con sus amigos. Sin embargo, lo que más le angustia es la actitud que tiene con ellos y la forma en que a veces los trata.

Para el 29 de mayo, el último día del relato, los desvelos del protagonista son el resultado de una suma de incertidumbres personales y colectivas, que van desde la posibilidad de tener que vender su casa, pasando por el destino del conductor que causó el trágico accidente que leyó en Twitter, hasta la situación de desamparo de los familiares de miles de muertos que por esos días se registraron en Guayaquil.

Como sucede en el resto de su producción literaria, en ‘Los desvelos’, Hidalgo escribe una historia que atrapa por la claridad y cercanía del lenguaje que usa y por esas dosis de humor negro que suelta cada tanto con maestría. Asimismo, está presente ese juego narrativo que siempre entreteje entre su vida y la ficción.

Al final del relato, el lector se queda con la sensación de que este pequeño diario es solo un pretexto que ideó el autor, para que cada uno escriba su propia historia sobre la pandemia, no vaya a ser que en unas décadas, cualquiera de nosotros esté invitado a un foro virtual para hablar sobre ese trágico y caótico 2020.