Los equipos del Instituto Geofísico monitorean permanentemente el volcán Cotopaxi y no han detectado mayores cambios, desde su reactivación en el 2015. Foto: archivo / EL COMERCIO
El comportamiento del volcán Cotopaxi, ubicado en la provincia andina del mismo nombre, no muestra cambios significativos en su sismicidad, emisión de gases o su morfología.
Así lo explicó la investigadora Patricia Mothes, del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, durante una charla sobre este volcán que se dio la tarde de este martes 23 de marzo del 2021.
Pese a que los sismos y emisiones han continuado -y muchas de ellas se han visto desde Quito en los últimos días-, Mothes indicó que no hay elevación en los niveles de gases, anomalías en la sismicidad o térmicas y mucho menos deformaciones en el edificio volcánico.
Los equipos del Geofísico monitorean permanentemente este volcán y no han detectado mayores cambios, desde su reactivación en el 2015.
El 14 de agosto de ese año, y tras 138 años de inactividad, el Cotopaxi expulsó una columna de ceniza que alcanzó los siete kilómetros de altura y llegó hasta zonas pobladas.
Y aunque la actividad del volcán no representa un peligro considerable en la actualidad, Mothes recordó que, en algún momento, una nueva erupción sí puede presentarse. Aunque los equipos no pueden detectar la magnitud de un evento de esa naturaleza ni la fecha exacta de cuando ocurrirá. Por ello recomendó que la población debe prepararse, conocer los mapas de amenazas y continuar con los simulacros de evacuación ante posibles erupciones.
En su exposición, la investigadora recordó que existen varios indicios históricos de las erupciones del Cotopaxi que tiene 5 897 metros de altura sobre el nivel del mar. En total se han evidenciado cinco grandes procesos eruptivos desde 1532.
De la explosión de 1877, agregó Mothes, aún son visibles restos de lahares que arrojó el volcán en ese entonces, en el camino al actual refugio. En la erupción hubo el descenso de flujos incandescentes que provocaron el derretimiento del glaciar y causaron lahares.
Ese tipo de evidencias han servido para la elaboración de mapas de peligros en los que se han establecido zonas y límites referenciales hacia donde podrían llegar los materiales que expulse el volcán.
Los investigadores del Geofísico actualizan constantemente esas herramientas que se pueden visualizar en su portal web.
El volcán Cotopaxi es uno de los más monitoreados en el país y en casi todo el continente. Tiene detectores de sismicidad, de lahares, cenizometros y otros equipos a cargo del Geofísico. Además, hay una red de vigías que están ubicados en las zonas aleñadas para organizar a la población en caso de evacuación.