Las calles Loja, Chile, Imbabura y Rocafuerte, repletas de personas

Cientos de vendedores y transeúntes se aglomeraron ayer en la calle Loja y en las afueras del mercado San Roque. Algunas personas no usaron la mascarilla. Foto:Eduardo Terán / EL COMERCIO

Cientos de vendedores y transeúntes se aglomeraron ayer en la calle Loja y en las afueras del mercado San Roque. Algunas personas no usaron la mascarilla. Foto:Eduardo Terán / EL COMERCIO

Cientos de vendedores y transeúntes se aglomeraron ayer en la calle Loja y en las afueras del mercado San Roque. Algunas personas no usaron la mascarilla. Foto:Eduardo Terán / EL COMERCIO

Las aglomeraciones de personas son un problema recurrente en Quito en medio de la emergencia sanitaria. Según datos del ECU 911, desde el 1 de octubre hasta el 26 de noviembre del 2020 se han reportado 7 896 tumultos en más de 30 puntos del Distrito.

Las zonas con mayor incidencia son el Centro Histórico, La Libertad, Solanda, El Mirador, Iñaquito, El Panecillo, La Magdalena, Calderón y Guamaní, la Ferroviaria, Itchimbía, San Juan, La Ecuatoriana.

En octubre hubo 2 785 alertas de tumultos y en noviembre la cifra aumentó a 5 111.

Eso ocurre mientras los casos de covid-19 se incrementan. Hasta ayer 27 de noviembre, según el COE provincial, se registraron 62 714 contagios y 1 723 muertes. Las parroquias más afectadas son Chillogallo, Guamaní, La Ecuatoriana, Belisario Quevedo, La Magdalena, Cotocollao, Centro Histórico, etc.

Ante esa realidad, los controles se han reforzado para evitar la propagación del coronavirus. También porque se acercan fiestas de diciembre y hay un alto flujo de compradores en los centros comerciales y sus inmediaciones.

La preocupación de las autoridades radica en que la gente no respeta los distanciamientos. Por ejemplo, la mañana de ayer 27 de noviembre, más de 500 vendedores se concentraron desordenadamente en las calles Loja y Cumandá del mercado de San Roque, para ofrecer legumbres, hortalizas, frutas o mariscos.

Allí no había distanciamientos y algunos comerciantes no llevaban tapabocas. Junto a ellos patrullaban los agentes metropolitanos que solamente observaban lo que sucedía. 

A 10 minutos se encuentra la intersección de las calles Imbabura y Rocafuerte en donde diariamente confluyen miles de informales con toda clase de productos. Pese a que ahí se ubican alto parlantes desde los cuales se pide a los peatones que guarden las distancias, ellos no obedecen y caminan sin precaución.

Lo mismo ocurre en la calle Chile. Al mediodía de ayer 27 de noviembre, esa vía era un hervidero de comerciantes y peatones.

Otro punto conflictivo es la calle Julio Andrade de Nueva Aurora, en Guamaní (sur), donde continuamente se producen discrepancias entre los moradores y ambulantes que trabajan en la aceras.

Betty Tumaille, dirigente barrial, se quejó ayer que las aglomeraciones se producen todo el tiempo y se han convertido en un foco de contagio. “Queremos que los reubiquen”.

Mónica Morocho, representante de 100 vendedores, pidió al Cabildo un sitio para laborar. “Necesitamos que las autoridades nos apoyen. De momentos nos instalamos en la calle Luis Chipantiza que es paralela a la Julio Andrade”.

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