Prisión para madre de dos niños que murieron por químico en Quito; será procesada por asesinato de sus hijos y de joven reportado como desaparecido

Un juez dictó prisión preventiva para la madre de los dos niños que fueron hallados sin vida en Pifo el pasado 28 de octubre del 2020. Foto: cortesía.

Un juez dictó prisión preventiva para la madre de los dos niños que fueron hallados sin vida en Pifo el pasado 28 de octubre del 2020. Foto: cortesía.

Un juez dictó prisión preventiva para la madre de los dos niños que fueron hallados sin vida en Pifo el pasado 28 de octubre del 2020. Foto: cortesía.

Lissa María C., madre de los niños de 5 y 9 años hallados sin vida en un departamento en Pifo, en el nororiente de Quito, enfrenta cargos por triple asesinato: el de sus hijos, y el de Jaime Geovanny, cuyos restos fueron encontrados cubiertos de plástico y cemento bajo el lavabo de uno de los baños de la vivienda.

La Fiscalía informó este viernes 30 de octubre del 2020, que el joven, de 28 años, había sido reportado como desaparecido el 25 de octubre último.

Luego de una audiencia de calificación de flagrancia y formulación de cargos que se desarrolló el jueves 29 en la casa de salud donde permanece la madre, hasta que se recupere, un juez dictó prisión preventiva para Lissa María C., de 25 años, mientras se desarrolla el proceso legal. Cuando la mujer se restablezca, la joven será trasladada a la cárcel de Cotopaxi. La instrucción fiscal, además, durará 30 días.  

Después de tres días de haberse registrado este caso que mantiene conmocionado al Ecuador, la investigación arroja nuevos datos que fueron presentados por el fiscal Oswaldo Carvajal durante la diligencia judicial.

Uno de los descubrimientos del equipo investigador, citado por Carvajal, fue que Jaime Geovanny, encontrado muerto en la vivienda de Lissa María C., era buscado por sus familiares desde el 25 de octubre último. Aquel día fue la última vez que lo vieron con vida. Entonces, interpusieron una denuncia en la Fiscalía para que los agentes de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones y Extorsión (Dinased) lo encuentren. Pero no sucedió.

Sofía (nombre protegido) habló con los agentes luego de conocer sobre la muerte de su hermano Jaime Geovanny. Ella relató que recibió llamadas y mensajes de Lissa María C., a quien no conocía, para preguntar por su hermano e informarle que a su número llegaban mensajes del hombre pidiéndole que comunique a sus allegados que estaba secuestrado. La ahora procesada, además, le dijo a Sofía que pedían USD 8 000 para liberarlo. 

El equipo investigador intenta determinar cuándo habría fallecido el hombre, pues sus restos se encontraban en un avanzado estado de putrefacción. 

La escena del crimen,  según describieron los agentes de la Dinased, era compleja. El olor nauseabundo cubría al espacio, donde se hallaron seis marcas de insecticidas y una boleta de auxilio que Lissa María C. solicitó para que el padre de sus hijos permaneciera lejos de ella.

Durante la audiencia de formulación de cargos, el fiscal Carvajal expuso las versiones recabadas hasta el jueves 29, en donde vecinos señalaron que la joven madre era la nueva inquilina de la casa. Las personas relataron que escucharon que la mujer pedía ayuda en voz baja en el piso donde ocurrieron los asesinatos.

Cuando los vecinos se alertaron, ingresaron a la vivienda y la encontraron recostada en un sillón. Lissa María C. tenía restos de vómito sobre ella y fue en ese momento cuando vieron a los niños sin vida. 

“Ellos estaban bien, yo les cuidaba bien a mis hijos”, dijo Lissa María C. durante la audiencia. 

El fiscal Carvajal, además, presentó una serie de elementos de convicción: las versiones de los agentes aprehensores, los vecinos de la madre procesada, el testimonio del padre de los pequeños y las autopsias practicadas tanto a los niños como a Jaime Geovanny.

La joven madre será procesada como presunta autora del delito de asesinato, tipificado en el artículo 140 del Código Orgánico Integral Penal (COIP). La normativa contempla penas de 22 a 26 años para la persona que mate a sus hijos.

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