Era un paseo de pareja en una isla paradisíaca, pero su novio la asesinó

Juan Carlos Saldaña y Alexandra Gaviria durante su paseo por la isla San Eustaquio. Foto: El Tiempo / cortesía familiar

Juan Carlos Saldaña y Alexandra Gaviria durante su paseo por la isla San Eustaquio. Foto: El Tiempo / cortesía familiar

Alexandra Gaviria durante un paseo por la isla San Eustaquio. Foto: El Tiempo / cortesía familiar

El piso de la cocina había quedado completamente ensangrentado. La joven Alexandra Gaviria estaba tendida, desgonzada y sin signos vitales. A su lado, al parecer agonizando, se encontraba Juan Carlos Saldaña, su prometido.

Esta escena del crimen sacudía a la pequeña isla de San Eustaquio, ubicada en las Antillas Menores del Caribe y perteneciente a los Países Bajos. Ese 25 de junio del 2017 se marcaría en el calendario de este poblado, de unos 3 800 habitantes, como el día cuando un asesinato volvía a ocurrir tras 12 años sin un solo delito de este calibre.

Era excepcional que un crimen se perpetrara en San Eustaquio. Al lunes siguiente, los titulares de las noticias de todas las islas del Caribe que pertenecen al Reino de los Países Bajos hablaban del asesinato de esta colombiana de 24 años.

La investigación que se iniciaría por el Ministerio Público se denominó “Misty”, cuyo significado en español es brumoso, un término que se le acuñó por la turbiedad en el que fue hallado el cuerpo de la mujer.

Alexandra Gaviria llegó a la pequeña isla el 5 junio del 2017 en compañía de Juan Carlos Saldaña. La pareja llevaba cerca de 10 meses de relación y vivían juntos en el corregimiento de Villagorgona, en Candelaria (Valle del Cauca).

Un mes antes del viaje, Saldaña, de 39 años, se inclinó ante la mujer para pedirle que se casaran. También invitó a Alexandra a que lo acompañara un par de meses a San Eustaquio, una isla paradisiaca donde trabajaba como soldador en una empresa petrolera. Al retornar a Colombia se unirían en matrimonio.

La pareja ideal

Yeni Gaviria, hermana mayor de Alexandra, cuenta que Saldaña empezó a frecuentar el estanco de licores que pertenecía a su familia en Villagorgona, corregimiento donde muchos lo conocían.

Alexandra y Saldaña iniciaron una relación que parecía perfecta. Al poco tiempo, la joven se fue a vivir con el hombre y en solo meses estaban comprometidos. Era un idilio.

“El Juan Carlos que conocimos era un hombre que se mostraba como excelente persona. Con mi papá se comportaba superbién”, cuenta Yeni.

El viaje a San Eustaquio debía ser una luna de miel anticipada en un lugar paradisiaco. En las redes sociales, Alexandra mostró algunas fotos de San Eustaquio tras llegar a la isla. En unas sonreía junto a Saldaña, en otras evidenciaba el exuberante atardecer y algunos veleros surcando el mar.

A diario, Yeni y Alexandra conversaban por videollamadas a través de WhatsApp o Messenger de Facebook, en las cuales se mostraba feliz por el viaje y el futuro que le esperaba con Saldaña.

La última conversación entre las hermanas fue el sábado 24 de junio hacia las 14:00. Alexandra le manifestó a Yeni que estaba entusiasmada por un viaje en barco que realizaría con Saldaña por los alrededores de la isla.

“Ese día la noté muy feliz por ese viaje, bromeamos. Le encantaba la comida de mar y en esa salida iban por unos langostinos. Eso fue lo último que me dijo”, dice Yeni.

Juan Carlos Saldaña y Alexandra Gaviria durante su paseo por la isla San Eustaquio. Foto: El Tiempo / cortesía familiar

El día del crimen

De acuerdo con los informes policiales y las referencias de la prensa en San Eustaquio, Alexandra Gaviria y Juan Carlos Saldaña pasearon por los alrededores de la isla en un crucero.

Una vez terminó el recorrido, ya para la noche, fueron vistos en un bar donde habrían compartido algunos tragos. También, informaron algunos testigos, se les habría visto discutir.

Tras un rato en el bar, la pareja tomó rumbo a su casa ubicada en un sector conocido como Blijden Road. En ese hogar convivían con otros tres colombianos que laboraban en la isla. Uno de ellos estaba dentro de la vivienda, los otros dos no se hallaban allí.

Según la Policía de los Países Bajos, a la estación de San Eustaquio llegó una llamada que los alarmó hacia la 01:00 de la madrugada del 25 de junio. En esta comunicación se dio aviso, por parte de uno de los colombianos que apenas llegaba a la casa, que había dos personas gravemente heridas dentro de la vivienda.

Al ingresar a la casa, los agentes de la policía hallaron muerta a Alexandra. Saldaña tenía heridas de consideración, por lo que -de inmediato- fue trasladado al centro médico Queen Beatrix.

Dolor en Colombia

El lunes 26 de junio, Horacio -padre de las jóvenes- le preguntó a Yeni si sabía algo de su hermana Alexandra. Unas llamadas de la familia de Saldaña consultando si habían hablado con ellos recientemente causó afán en la casa de los Gaviria.

Yeni manifestó que su última conversación fue el sábado, pues el domingo había salido y no se pudo comunicar con ella.

A las 10:00, minutos después de la alerta de los Saldaña, la llamada de un número extranjero preocupó a Yeni.

“Pensé de inmediato que era mi hermana, pero también se me hizo extraño que me llamara de un número desconocido, siendo que generalmente hablábamos por WhatsApp o Facebook. Ella no nos llamaba así”, cuenta la joven.

Del otro lado, una mujer -con un acento español distinto- realizó un interrogatorio sobre quién era Alexandra Gaviria. Se trataba de una oficial de la Policía de San Eustaquio.

“Su hermana fue asesinada”, le dijo la agente a una Yeni que entró en estado de shock. Añadió que todo parecía indicar que habría sido por un problema con su pareja.

De hecho, el Ministerio Público de los Países Bajos informó ese mismo día que Juan Carlos Saldaña, quien estaba siendo atendido por sus heridas, quedaría detenido como principal sospechoso del crimen.

La noticia que Yeni les debía manifestar a sus familiares era devastadora. Tampoco les cabía en la cabeza que la persona con quien Alexandra se iba a casar fuera capaz de cometer dicha atrocidad y más con la imagen de caballero y buen hombre que proyectaba.

En Villagorgona comenzó una cuenta regresiva. Las autoridades de los Países Bajos manifestaron que requerían que un familiar viajara a la isla de San Martín, donde trasladaron el cuerpo de Alexandra, para que lo reclamaran. De lo contrario, sería sepultado en ese territorio sin posibilidad de trasladarlo a Colombia.

Muchos amigos y familiares hicieron una colecta de recursos para que Yeni viajara por su hermana. Incluso se acudió a una tutela contra la Cancillería para que les ayudara con los trámites de repatriación, con los cuales no hubo celeridad.

La búsqueda de pistas

Con los recursos donados, Yeni llegó a San Marín el 3 de julio. De inmediato se dirigió a la morgue donde se custodiaba el cuerpo de Alexandra, para reconocerlo y adelantar los trámites de repatriación.

La oficial de Policía que le había informado días antes sobre la muerte de Alexandra le entregó un pequeño paquete con unos aretes y el anillo de compromiso con el cual Juan Carlos Saldaña le propuso matrimonio.

Un par de días después, la Policía ayudó a Yeni a visitar San Eustaquio para conocer los avances investigativos sobre la muerte de su hermana. Los agentes a cargo de este crimen le informaron que Alexandra recibió siete puñaladas con un cuchillo de cocina.

Las heridas fueron en los brazos, torso y, finalmente, el que produjo su deceso fue un corte profundo en el cuello, el cual ocasionó que se desangrara en la cocina de la vivienda.

En las manos de Alexandra también había cortes, lo que indicaba que intentó defenderse del ataque de Saldaña. Para las autoridades de los Países Bajos, como reza en sus informes, no había duda de que su prometido era el autor del crimen, quien además intentó quitarse la vida tras cometer el ataque.

“Juan Carlos Saldaña es el sospechoso en el caso de asesinato/homicidio de su pareja en San Eustaquio. La víctima, una mujer de Colombia, fue encontrada muerta a la 1 de la madrugada del domingo 25 de junio en su domicilio”, señaló el Ministerio Público de esa nación.

Yeni, en búsqueda de respuestas a lo que había pasado, llegó hasta la casa donde se perpetró el asesinato de su hermana. Allí estaba uno de los colombianos que se encontraba en la vivienda cuando ocurrió el crimen.

El hombre le manifestó que no había notado sonidos extraños y que esa noche estaba en una conversación con familiares en Colombia, por lo que no se fijó de lo que ocurría en la cocina de la vivienda.

“Es absurdo decir que no se escuchó nada cuando los gritos de una persona que está defendiéndose de un ataque pueden ser estruendosos. Siempre me quedó la duda si hay alguien más detrás del crimen. No creo que nadie escuchara los gritos de mi hermana”, dice Yeni.

En un recorrido por casas aledañas y supermercados, algunas personas le manifestaban que Saldaña tenía en ocasiones comportamientos de celópata con Alexandra. Incluso, se les vio discutir en las calles, como ocurrió en el bar que visitaron el día del crimen.

Los chats reveladores

Tras semanas de su muerte, Yeni recordó la clave de Facebook de su hermana Alexandra. Entre las conversaciones que se archivaron en esa aplicación estaba una con Juan Carlos Saldaña.

La fecha era del 13 de junio, doce días antes del crimen y con ambos en la isla. Alexandra escribía desde la casa, Saldaña -al parecer- desde su lugar de trabajo.

En los mensajes, Alexandra le manifestaba que lo mejor para los dos era que ella retornara a Colombia, pero Saldaña insistía que no estaba de acuerdo.

“Todo esto es culpa mía”, escribió Saldaña, quien repetía que, pese a que no quería que se marchara, se comprometía a ayudarla a su viaje.

Para Alexandra, según la conversación, lo único que estaba haciendo en San Eustaquio era producir gastos y se sentían sin dinero para mantenerse en la isla.

“Hay cosas que ya no tienen remedio. Yo le pido encarecidamente que no me moleste, no se me acerque, no me toque. Si me quisiera como tanto dice no me estaría haciendo tanto daño”, se lee en la conversación entre la pareja.

La conversación prosiguió con Saldaña pidiéndole una nueva oportunidad a Alexandra, pidiendo que lo intentaran y haciendo la promesa de que le ayudaría a retornar a Colombia.

“Juan, me voy a ir. Esto no es una cuestión de cama, es de honestidad, lealtad y respeto”, respondió Alexandra.

En el resto de la conversación, Alexandra comenta que la relación no da para más.

Yeni, por su parte, dice que tras descubrir lo que pasaba en la pareja quedó todavía más perpleja, pues no entendió las razones por las cuales su hermana no les contó lo que ocurría ni les pedía ayuda.

Según Yeni, también se enteró de que Saldaña había retenido el pasaporte de Alexandra para impedir que se fuera.

La condena

Yeni señala que pudo asistir a uno de los juicios contra Saldaña en noviembre del 2017, pero el hombre nunca habló sobre lo ocurrido. Guardó silencio durante todo el procedimiento.

La condena contra Saldaña llegó el 31 de enero del 2018. El Ministerio Público de los Países Bajos informó que el juez había encontrado culpable a este colombiano del asesinato de Alexandra Gaviria, por lo que imponía una pena de 12 años de cárcel.

En la sentencia se señaló que había sido un “homicidio involuntario”.

“La investigación "Misty" muestra que la víctima fue apuñalada en el cuello, parte superior del cuerpo con un cuchillo. Según el juez, cita del informe patológico, el apuñalamiento se realizó con enorme fuerza. El juez culpó al agresor, pero se desconoce el motivo de la muerte, lo que, según el juez, implica una enorme incomprensión y dolor para los familiares”, señaló el Ministerio Público.

Para Yeni, es incomprensible que la pena contra el asesino de su hermana sea de solo doce años de prisión y se haya catalogado como un “homicidio involuntario”, cuando fue un evidente feminicidio.

“La condena me parece muy corta para un caso de feminicidio. Además, la mató con sevicia. Ni su juicio ni su condena me parecieron justos para todo lo que él le hizo a ella”, dice.

Entre las dudas que rondan a Yeni sobre el caso están las razones por las que Alexandra insistía en que quería retornar a Colombia y si hay alguna persona más implicada.

Juan Carlos Saldaña está privado de la libertad en la Institución Correccional del Caribe Neerlandés, en la isla de Bonaire, donde en sus primeros meses de condena, según Yeni, se habría intentado nuevamente suicidar.

El hombre ya cumplió un tercio de su condena y está a ocho años de retornar en condición de deportado a Colombia. Comparte cárcel con al menos unas 100 personas.

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