Para cancelar los valores se deberían establecer acuerdos mutuos entre el banco y cliente para buscar una salida en el caso que haya complicaciones para cumplir con los pagos. Foto: archivo / EL COMERCIO
La demora en el pago de su salario en este mes puso en apuros a Pilar C., de 39 años. Esta empleada publica debía cancelar los primeros días de abril alrededor de USD 100 del crédito educativo que solicitó para hacer una maestría, pero no contaba con esos recursos.
Cuando el banco la contactó a mediados de este mes para recordarle que tenía una deuda pendiente mencionó que en su trabajo aún no le pagaban. Y que por eso no podía cumplir con esta obligación, que empezó a cancelar desde hace más de un año.
En parte del sector público hubo retraso en el pago de los sueldos en marzo, debido a la falta de liquidez, causada entre otros, por los efectos que ha provocado el covid-19 en la economía. El Ministerio de Finanzas terminó de asignar estos valores pendientes este 16 de abril del 2020, según informó el Gobierno.
Una vez que le acreditaron su sueldo, Pilar hizo la transacción. El banco –comentó Pilar C.- no le ofreció opciones para diferir estos valores o aplazar el pago, como han hecho otras entidades con deudas de tarjetas de créditos, créditos hipotecarios y otros.
Stalin Méndez, quien realizó sus estudios universitarios con un crédito educativo, tuvo también complicaciones para pagar los USD 144, que correspondía este mes. En su caso, este joven de 26 años debió destinar esos ingresos para apoyar a los gastos del hogar, porque su mamá no puede atender su negocio, debido a la emergencia sanitaria.
Además, tiene limitaciones para movilizarse. Vive en Llano Grande, en el norte de Quito, y no cuenta con un vehículo ni está en las condiciones de cancelar el servicio de un taxi para dirigirse a una agencia y hacer la transacción en la ventanilla. Por esto, antes de que se acabe el mes pasado, llamó al banco para consultar que alternativas tenía. “Me comentaron que me iban a refinanciar y que no me iban a cobrar intereses”.
Otros clientes que tienen este tipo de crédito han recurrido a sus ahorros para solventar estos pagos.
Nury Cárdenas (26 años), quien trabaja como agente de ventas, optó por recurrir a los ahorros que reunió por casi dos años para estar preparada ante una eventual emergencia, que se hizo real en marzo pasado a causa del covid-19.
Ella destinó a fines del mes anterior USD 400 para estar al día con su crédito educativo, que solicitó para realizar una maestría. Lo hizo porque no quiere caer en mora y que los intereses de su cuenta suban. Aunque teme que más adelante no pueda mantener este ritmo.
El fondo con el que cuenta Cárdenas le permitiría cubrir sin complicaciones las cuotas de abril y mayo. En junio debería ingeniarse con el sueldo que recibe mensualmente por su trabajo. Pero este no es un valor fijo. Su ganancia depende de un monto base, comisiones y otras variables. “Como en estos meses no estoy realizando ventas, esto me afecta”.
Para Jason Acurio, de 23 años, el futuro pago de la primera cuota de su crédito educativo en julio se ha convertido también en su principal preocupación en estos días. La crisis sanitaria, que ha limitado la movilización de personas, le ha impedido salir a buscar trabajo. Por esto, espera que el banco postergue el cobro de este monto.
Él recurrió a este crédito para financiar su carrera universitaria. Solicitó alrededor de USD 25 000 a 10 años. La primera cuota es de USD 270. “Si no encuentro una salida, usaré unos recursos que tengo en la cuenta de ahorros”, mencionó Acurio.
Marco López, representante del presidente de la República en la Junta Monetaria y Financiera, expresó que, al considerar al financiamiento para educación como un crédito de consumo, el Banco del Pacífico –que es la entidad que recauda estos valores- debería junto con los clientes establecer acuerdos mutuos para buscar una salida, en el caso que haya complicaciones para seguir cumpliendo con los pagos.
La Junta Monetaria y Financiera emitió a mediados de marzo pasado una resolución para que la banca privada y pública brinden facilidades a sus clientes para diferir el pago de al menos dos cuotas (abril y mayo), debido a la crisis que ha provocado la pandemia de coronavirus en algunos sectores productivos del país.
“En el caso de que no haya una solución, por algún aspecto jurídico, la Junta podría emitir alguna resolución para viabilizar este proceso”, expresó López.
Este Diario consultó también al Banco del Pacífico sobre las opciones que se ofrecen a los clientes que tienen pendiente el pago de créditos educativos, debido a la emergencia sanitaria. Pero se informó que están aún gestionando la información.
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