Personal de la Agencia Metropolitana de Control recorrió el Centro Histórico para verificar que los vendedores autónomos respeten las normas de bioseguridad. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO
La intersección de las calles Loja y Cumandá, ubicada en el tradicional barrio de San Roque del Centro Histórico de Quito, es un punto en donde se aglomeran cientos personas diariamente en medio de la emergencia sanitaria causada por el covid-19.
Al recorrer ese sitio, es usual encontrar a comerciantes informales que no respetan los distanciamientos y expenden frutas, verduras, utensilios de aseo personal, mariscos, accesorios de teléfonos celulares, etc. Algunos no se colocan la mascarilla adecuadamente y se topan la cara.
Ante esa situación, los operativos de control y supervisiones se reforzaron en el sector. La mañana de hoy, martes 13 de octubre de 2020, un grupo de agentes metropolitanos y personal de la Agencia Metropolitana de Control (AMC) recorrió el lugar para verificar que los vendedores autónomos, peatones y moradores respeten las normas de bioseguridad.
Para Fabio Vélez, jefe de Gestión de Riesgos de la administración zonal Manuela Sáenz, la situación es crítica y en la calle Loja se requiere controles permanentes. “Tenemos una patrulla de 150 personas que está aquí desde la madrugada y se amanece. Hay desorden. Se produce una lucha constante, a diario jugamos al gato y el ratón”.
Los uniformados se ubican en cada esquina de las calles Abdón Calderón, Tena y Cumandá. También colocaron vallas metálicas de seguridad para controlar el acceso de los vehículos.
Las autoridades han identificado otras tres zonas sensibles en donde se reportan los mismos inconvenientes en el Centro Histórico, principalmente los fines de semana y también se reforzaron las intervenciones. Estas son las inmediaciones del Mercado Central, La Marín y El Tejar. “Hay mucha gente que sí obedece, pero hay ciertos espacios donde los comerciantes no hacen caso”, expresó Vélez.
Los comerciantes autónomos aseguran que no tienen otras opciones para subsistir y deben salir a los espacios públicos. “Sí les hacemos caso cuando nos piden que nos retiremos. Solo pedimos que nos dejen recorrer las calles con nuestra mercadería”, dijo América Jerez, vendedora de frutas.
Otros ciudadanos se quejaron que deben esconderse para evitar sanciones. María de Lourdes Jerez pidió a los metropolitanos que no les quiten los productos, tampoco que las agredan. “Tenemos hijos y necesitamos laborar para pagar el servicio de Internet. Con nuestro trabajo ellos pueden seguir las clases”, señaló Jimena Ruiz.
Los esposos Lorenza Guape y Antonio Cepeda, de 70 y 75 años, laboran en la calle Loja. No tienen ingresos para comprar alimentos y pagar la renta de su casa. Solicitaron que les dejen trabajar porque son adultos mayores.
San Roque, La Marín, El Tejar y las inmediaciones del Mercado Central pertenecen a la parroquia urbana Centro Histórico. Según datos del COE provincial, 1 509 casos de coronavirus se reportaron allí hasta el 12 de octubre de 2020.