El homicidio se registró el 8 de diciembre del 2019. Foto: Captura Fiscalía
Un Tribunal de Garantías Penales de Pichincha sentenció a Luis E. a diecisiete años y cuatro meses de cárcel por el homicidio de Emilio V., de 27 años. La justicia también determinó que Yexon C. fue cómplice del delito y lo sentenció a seis años de prisión. El hecho ocurrió en el parque La Carolina, en el norte de Quito, el 8 de diciembre de 2019.
En la audiencia de juzgamiento, instalada el 1 de diciembre de 2020, la fiscal Ángela Chuchuca relató cómo sucedieron los hechos ocurridos el domingo 8 de diciembre de 2019 en horas de la tarde, dentro del parque La Carolina.
Según las investigaciones de la Fiscalía, ese día mientras Emilio V. practicaba deporte junto a su familia, se produjo una riña entre varias personas en la que él recibió un fuerte golpe en la cabeza, fue golpeado contra un poste de madera, lo que terminó con su vida. El agresor fue identificado como Luis E., mientras que Yexon C. era quien motivaba a la pelea.
En un comunicado, la Fiscalía señaló que demostró la responsabilidad de los ya sentenciados con pruebas documentales, periciales y testimoniales, entre las que se destaca el informe de autopsia practicado a la víctima, que falleció producto de una hemorragia cerebral. Además, se presentaron los testimonios de los agentes que levantaron el informe de reconocimiento del lugar de los hechos y el informe de reconstrucción de los hechos.
También se incluyó el informe del psicólogo que realizó la pericia de rasgos de personalidad a los procesados y testimonios de personas que presenciaron el hecho.
Además de la cárcel, los dos sentenciados deberán pagar una multa de ochenta salarios básicos unificados y una reparación integral de USD 10 000, a favor de los familiares de la víctima.
El delito de homicidio es sancionado con prisión de diez a trece años y está tipificado en el artículo 144 de Código Orgánico Integral Penal (COIP). En este caso se aplicó el agravante establecido en el artículo 47 numeral 5, del mismo cuerpo legal, es decir, que el sentenciado es parte del núcleo familiar de la víctima.