La mañana del lunes 19 de octubre, un total de 12 niños recibieron sus clases virtuales en Kuna Hotel de Cuenca. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO
Los tres niños de la cuencana Jessenia Zumba estuvieron a punto de abandonar la educación. La pandemia del covid-19 los puso en desventaja frente a las clases virtuales. En su casa no dispone de un computador ni conexión a Internet.
A finales de septiembre de 2020, cuando los hermanos Hernán Llivisaca, de 16 años; María Paz, de 13; y Daniela, de 11, llevaba tres semanas sin asistir a clases, Zumba conoció que Kuna Hotel abrió una especie de cyber gratuito para estudiantes que no tienen facilidades tecnológicas en sus hogares.
Desde entonces, asisten todos los días a este establecimiento –como si fuera la escuela– para recibir las clases virtuales. El hotel está ubicado en la avenida de Las Américas y Luis Cordero, cerca del Centro Histórico. Esta iniciativa solidaria inició el 14 de septiembre del 2020, ante la profundización de la desigualdad educativa, dijo su gerente Oswaldo Vanegas.
Además, porque dentro de la reactivación turística, la ocupación de huéspedes es mínima y tienen infraestructura disponible. En principio, Kuna Hotel puso a disposición las tres computadoras, que antes de la pandemia eran de uso exclusivo de los huéspedes.
Pero ante la demanda aumentaron otras cinco y las acoplaron en el salón de recepciones. En esa sala grande y cómoda reciben clases los hijos Llivisaca Zumba, que pertenecen a la Unidad Educativa Dolores J. Torres. La madre cuenta que en el segundo quimestre de año anterior fue difícil.
No pudo pagar un plan de Internet porque durante la vigencia del estado de excepción, estuvo sin trabajo y ella mantiene a su familia. Labora en limpieza de oficinas. Por eso, sus hijos casi no se conectaron a las clases virtuales.
Los profesores les enviaban las tareas al correo para que desarrollen y adjunten al portafolio, cuenta María Paz, que está en noveno de básica. “Llevar la escuela a la casa nos resultó difícil, pero en este hotel encontramos una salida temporal”, dice Zumba.
Según un sondeo realizado en el quimestre anterior, por la zonal 6 del Ministerio de Educación, en Azuay solo cuatro de cada 10 estudiantes tienen acceso directo a internet. Los hermanos Jennifer, de 17; Santiago, de 10; y Sebastián, de cinco, son parte del grupo vulnerable.
Ellos estudian en diferentes planteles públicos y permanecen en el hotel de 08:00 a 12:00. Jennifer está en tercero de bachillerato y se acomoda con sus clases y tiempos, para asistir a su hermano de cinco, cuando está frente al computador.
Los estudiantes asisten a diferentes planteles públicos. Foto: Lineida Castillos / EL COMERCIO
En septiembre de 2020 recibieron clases de forma irregular, porque iban a la casa de un primo, en la parroquia rural de Turi, para que les comparta internet y se conectaban desde un celular. Pero cuando activaba la cámara se desconectaba la plataforma y eso les traía problemas, dice Santiago.
Para cumplir con el distanciamiento y los protocolos de bioseguridad, Kuna Hotel reciben un promedio de 30 niños y universitarios por día. También, hay estudiantes que llegan con su celular para conectarse con la red WiFi del hotel.
Cuando sobrepasa la capacidad, les acoplan en otros espacios o salas, para evitar que se queden al margen de la atención. No obstante, la administradora, Guadalupe Cali, recomienda a los padres llamar y reservar el cupo.
La atención es de 08:00 a 22:00 y sin límite de tiempo por estudiante. Cali está pendiente todo el tiempo de que los estudiantes hagan buen uso de los servicios y hasta les asiste cuando tienen dificultades para conectarse a las plataformas.
Los fines de semana también están disponibles, pero la demanda es baja; únicamente llegan estudiantes para hacer tareas o los universitarios. Para ingresar al hotel, a los estudiantes les toma la temperatura, les desinfectan las manos con alcohol y deben portar la mascarilla.
Asimismo, quienes asisten en la mañana reciben un refrigerio variado que puede ser jugo con tostada, leche con galletas, cereal con yogurt. Para la alimentación se han sumado otras empresas cuencanas. Por ejemplo, en septiembre les apoyó Nutri, en este mes de octubre Rancho Dorado y en noviembre está previsto que lo haga una empresa de cárnicos.