La Fiscalía mantiene en reserva las investigaciones por atentados explosivos en la U. de Guayaquil

La detonación del jueves 22 de agosto se registró a las 20:00 y causó daños en el edificio de Rectorado de la Universidad de Guayaquil. Es el sexto ataque con artefactos explosivos desde febrero pasado. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

La detonación del jueves 22 de agosto se registró a las 20:00 y causó daños en el edificio de Rectorado de la Universidad de Guayaquil. Es el sexto ataque con artefactos explosivos desde febrero pasado. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

La detonación del jueves 22 de agosto se registró a las 20:00 y causó daños en el edificio de Rectorado de la Universidad de Guayaquil. Es el sexto ataque con artefactos explosivos desde febrero pasado. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Casi una semana después del último ataque con explosivos en la U. de Guayaquil, el área afectada ha sido reparada. El enorme agujero fue cubierto, la jardinera reconstruida y los ventanales resquebrajados fueron retirados.

El sexto atentado en lo que va del año se reportó la noche del pasado jueves, detrás del edificio del Rectorado. Las autoridades del Gobierno acudieron al sitio y aseguraron que habían recabado más pistas para identificar a los autores.

Menos de 24 horas después de la explosión, la Fiscalía del Guayas informó que habría sido identificado uno de los presuntos implicados, mediante las cámaras de seguridad del lugar. Se trataría, según indicaron, de una persona externa al centro de estudios.

Sin embargo, desde entonces no han dado más detalles debido a que el proceso está en etapa de investigación previa y es reservado, como explicaron. Tampoco han presentado resultados de los demás incidentes, reportados desde febrero.

Junto a la puerta posterior del edificio de Rectorado hay una cámara de vigilancia. Las autoridades no han confirmado si estaba habilitada, ya que gran parte de los dispositivos de monitoreo están averiados en la universidad. También hay cámaras de seguridad en dos cajeros automáticos, ubicados en una plazoleta junto al sitio de la detonación.

La Fiscalía informó que habría sido identificado uno de los presuntos implicados. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Los seis atentados con explosivos ponen en debate la seguridad de este centro de estudios de educación superior, uno de los más grandes del país con 73 500 estudiantes. La falta de presupuesto para inversión es una de las trabas que ha denunciado el rector Roberto Passailaigue. De ese monto, proyectado en USD 18 millones, apenas han recibido USD 150 000. Y para el plan de seguridad que han delineado requieren USD 700 000.

“Estamos haciendo estrategias adicionales, nos está apoyando la Senescyt (Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación). Trataremos de realizar una alianza público-privada: sacar a concesión parqueaderos y determinados sectores que no maneja la universidad y que cualquier persona se lleva el dinero”, dijo el rector y presidente de la comisión interventora la semana pasada, antes del última explosión.

El 7 de mayo un auto fue completamente consumido por las llamas; colocaron un artefacto explosivo debajo el automotor, cuanto estaba estacionado junto a la Facultad de Educación Física. Otro vehículo sufrió un atentado similar el 29 de mayo; fue en los parqueos de la Facultad de Ciencias Médicas. El 1 de agosto una bomba estalló entre la biblioteca de Medicina y la Escuela de Enfermería.

La Policía realiza operativos con motorizados y hay agentes de inteligencia en la ciudadela universitaria desde mayo. El capitán Mauricio Vallejo, jefe del circuito Kennedy del distrito Modelo de la zona 8, explica que los controles vehiculares se ejecutan a diario, a las 07:00 y a las 12:00.

“De enero a marzo se reportaba el robo de cinco vehículos por mes, dentro de la universidad. Los controles han aportado a reducir el robo a personas, de autos y de accesorios”, aseguró Vallejo.

También explica que sugirieron a las autoridades universitarias la reubicación de las cámaras de vigilancia en el ingreso por la avenida Delta y en los alrededores del Rectorado. “Hay 200 cámaras en la universidad pero no todas valen, solo 20. Algunas fueron habilitadas”.

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