Serenata al personal sanitario de los hospitales públicos de Cuenca y madres con sus hijos llevando presentes. Foto: Lineida Castillo/ EL COMERCIO
La capital azuaya vive un atípico Día de la Madre, trastocado por la emergencia sanitaria del covid-19 que azota al Ecuador. No hay salidas a restaurantes, paseos, reuniones familiares ni almacenes abiertos para comprar los regalos.
Ese fue el ambiente que se vivió ayer sábado 9 de mayo del 2020, previo a esta celebración familiar, que era motivo de encuentros y visitas, y una de las fechas más comerciales del año. Los almacenes, bazares y floristerías del Centro Histórico estuvieron cerrados.
La tradicional plaza de Las Flores, ubicada en el corazón de la ciudad, y uno de los principales centros de compras, lució abandonada. Por seguridad sanitaria, los mostradores-casetas fueron retirados hace un mes y se colocó un anuncio que dice “cerrado por prevención”.
Durante la mañana de ayer, pocos vendedores informales parados al pie de los semáforos ofrecieron a los transeúntes mascarillas faciales, ramos de flores, y tarjetas para que obsequien a sus madres. La movilidad peatonal y vehicular también fue menor a lo que ocurrió entre semana.
No hay ventas porque la gente no salió de sus casas, dijo Paúl Lupercio. “Hoy solo vendí USU 4,75 de una mascarilla facial y ya me retiro a mi casa porque ya mismo empieza el toque de queda”, dijo este hombre que vive de las ventas del día.
En el parque de Las Flores de Cuenca, uno de los principales sitios de compras, también se muestra desolado. Foto: Lineida Castillo/ EL COMERCIO
Entre el viernes 8 y sábado 9 de mayo, en las instituciones públicas se realizaron serenatas a los hospitales para homenajear a las madres, trabajadoras de la salud, y en gratitud por el esfuerzo que realizan durante esta época crítica de la pandemia.
Eso se vivió en los exteriores del hospital José Carrasco Arteaga, en el Centro Materno-Infantil y en el Dispensario Central, todos del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. Médicos, enfermeras, trabajadores y administrativos –algunos cubiertos con trajes especiales– salieron para aplaudir a los músicos.
“Es un muestra de agradecimiento al personal de la salud por el esfuerzo que realizan en esta emergencia”, dijo Carlos Orellana, director de la zonal 6 del IESS. Algunos transeúntes también se detuvieron para aplaudir al personal de la salud.
Para la azuaya Ana Ramírez, de 69 años, este Día de la Madre estará cargado de nostalgia porque faltarán en la mesa de su casa sus cinco hijos, nueras, yernos y 12 nietos en el almuerzo familiar. Ella vive con su esposo y una hija.
Pero su consuelo es que se verán en videoconferencia y saludarán con besos a la distancia como lo hacen casi todos los días. Es la primera vez en la historia de esta celebración que los expertos en salud recomiendan a las familias mantener el confinamiento obligatorio y a los hijos que no visiten a sus padres para evitar exponerlos al contagio de la pandemia.