Algunas personas pueden recordar eventos desde cuando tenían dos años de edad. Foto Referencial:Pixabay
¿Somo capaces de recordar nuestros primeros momentos de vida? Por ejemplo, el día que nacemos, los primeros pasos, las primeras palabras, el primer alimento y hasta los lejanos días de la guardería.
Lo más probable es que no logremos llevar nuestra memoria hasta aquellos pasajes, es más, quizás no podamos recordar nada. Nuestros primeros recuerdos tienden a ser pocos y distantes entre sí hasta una gran parte de nuestra infancia.
Ahora, este agujero en el registro de nuestras vidas ha sido una gran cuestionante para psicólogos, neurocientíficos y lingüistas durante décadas. Era una obsesión menor del padre de la psicoterapia, Sigmund Freud, quien acuñó la frase “amnesia infantil” hace más de 100 años, informa la BBC.
Parte del rompecabezas viene del hecho de que los bebés son esponjas con la nueva información, forman 700 nuevas conexiones neuronales cada segundo, blandiendo habilidades de aprendizaje de idiomas. Las investigaciones más recientes sugieren que comienzan a entrenar sus mentes, incluso antes de que dejen el útero.
En la edad adulta, la información se pierde con el tiempo, si no hay ningún intento de retenerlo. Así que una explicación es que la amnesia infantil es simplemente un resultado del proceso natural de olvidar las cosas que experimentamos a lo largo de nuestras vidas.
En el siglo XIX, psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus, llevó a cabo una serie de experimentos pioneros para poner a prueba los límites de la memoria humana. Para asegurarse de que su mente estaba completamente en blanco, él inventó las “sílabas sin sentido”, palabras inventadas de letras al azar y memorizó miles de ellos.
La curva del olvido demuestra la desconcertante y rápida disminución de nuestra capacidad para recordar las cosas que hemos aprendido. Nuestro cerebro tira a la basura la mitad del nuevo conocimiento dentro de una hora. Para el día 30, solo se retiene alrededor del 2-3%.
No en vano Facebook permite las notificaciones de los cumpleaños de tus seres queridos y amigos. Podría ser todo un drama tener que recordar todas las fechas.
Ahora bien, Ebbinghaus descubrió que la forma en que olvidamos es totalmente predecible. Los matemáticos en la década de los 80, descubrieron que recordamos muchos menos entre el nacimiento y la edad de seis o siete años. Es evidente que algo diferente a los que nos pasa cuando somos adultos.
Algunas personas pueden recordar eventos desde cuando tenían dos años de edad, mientras que otros pueden no tener recuerdo hasta los siete u ocho.
El récord de los primeros recuerdos va a los maoríes neozelandeses, cuya cultura incluye un fuerte énfasis en el pasado. Muchos pueden recordar eventos que ocurrieron cuando tenían apenas dos años y medio.
Nuestra cultura también puede determinar la forma en que hablamos sobre nuestros recuerdos, con algunos psicólogos argumentando que sólo vienen una vez que han dominado el poder del habla.
Esto nos lleva a la teoría de que no podemos recordar nuestros primeros años, simplemente porque nuestro cerebro no había desarrollado el equipo necesario. La explicación surge del hombre más famoso en la historia de la neurociencia, conocido simplemente como paciente HM. Después de una fallida operación para curar su epilepsia que dañó su hipocampo, HM era incapaz de recordar cualquier evento nuevo.
Curiosamente, sin embargo, todavía era capaz de aprender otros tipos de información, al igual que los bebés. Cuando los científicos le pidieron copiar un dibujo de una estrella de cinco puntas mirándolo en un espejo (más difícil de lo que parece), a pesar de la experiencia en sí, se sintió completamente nuevo para él.
Cuando somos muy jóvenes, el hipocampo, simplemente no está lo suficientemente desarrollado como para construir una rica memoria de un evento. Bebé ratas, monos y seres humanos todos siguen añadiendo nuevas neuronas en el hipocampo durante los primeros años de vida y todos son incapaces de formar recuerdos duraderos como infantes. Al parecer el momento en que dejamos de crear nuevas neuronas, somos capaces de formar recuerdos a largo plazo.
Los acontecimientos de la infancia pueden seguir afectando nuestro comportamiento mucho después de que los hemos olvidado, algunos psicólogos creen que deben ser persistentes en alguna parte.
Debemos ser muy cuidadosos de lo que no recordamos, sin embargo, nuestra infancia está probablemente llena de falsas memorias de eventos que nunca ocurrieron.
Incluso si nuestros recuerdos se basan en hechos reales, es probable que hayan sido moldeados y remodelados en retrospectiva, recuerdos plantados por las conversaciones en lugar de recuerdos en primera persona de los acontecimientos reales.
Tal vez el mayor misterio no es por qué no podemos recordar nuestra infancia, si no el cómo es que generamos recuerdos falsos, que creemos reales.