Fotografía de archivo del 2 de abril de 2018, del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva durante un acto en defensa de la democracia en Río de Janeiro (Brasil). Foto: EFE
Han pasado 38 años desde la última vez que Luiz Inácio Lula da Silva estuvo en prisión, pero en aquella ocasión no fue por corrupción como en la actualidad. En aquella época era líder de una huelga del sector de la metalurgia en Sao Paulo que había durado 17 días y la dictadura, que en ese momento estaba encabezada por Joao Figuereido, trataba de sofocar.
La mañana de este 9 de abril del 2018, Lula cumplió sus primeras noches en prisión. Hace cinco días, el Supremo Tribunal Federal de Brasil (STF) rechazó el recurso de habeas corpus presentado por el expresidente brasileño. La negativa del STF para aceptar el recurso jurídico abrió el camino para que Lula sea enviado a la cárcel y deba cumplir una sentencia de 12 años y un mes por corrupción. Pero esta no es la primera vez que está en la cárcel.
En abril de 1980, el entonces sindicalista, fue arrestado sin un mandato judicial. Junto con Lula otros sindicalistas fueron detenidos, entre ellos su hermano de José Ferreira da Silva. Brasil estaba bajo el control de una dictadura militar que se inició en 1964 y hasta ese momento ya tenía 16 años en el poder.
Lula da Silva durante un discurso en 1980, año en el que fue detenido. Foto: Captura de pantalla
El miedo se apoderó de la familia de Lula cuando el sindicalista fue detenido, sobre todo de su esposa Marisa, quien falleció en 2017. El encarcelamiento de Da Silva sin mandato judicial, las torturas y muertes que se habían vuelto habituales en la dictadura eran las razones del temor de la pareja del dirigente metalúrgico.
Al final, el líder del movimiento sindical pasó 31 días en una celda y fue liberado al finalizar la huelga. Un año más tarde, Lula junto a otros detenidos fueron condenados a dos años de prisión por incitación a la desobediencia colectiva de la ley, pero no cumplieron esta sentencia ya que el proceso quedó anulado por un recurso presentado por uno de los acusados.
En la actualidad el destino de Lula da Silva es diferente. El pasado sábado 7 de abril del 2018, en la noche, se entregó a la policía y fue trasladado a la sede de la Policía Federal de Curitiba donde se adaptó una celda especial para el expresidente. Desde ese día, en las afueras del recinto policial, se registran incidentes entre simpatizantes que llegaron a apoyar a Lula y sus detractores.
Según explica una nota publicada por la BBC, la defensa del exmandatario aún tiene tres recursos por presentar para lograr su libertad. El primero es presentar un nuevo pedido de habeas corpus; también, su condena puede ser anulada por tribunales superiores o el Supremo Tribunal Federal de Brasil puede modificar su posición sobre la prisión.
Mientras tanto el líder del Partido de los Trabajadores (PT) ya pasó dos noches en una celda de 15 metros, con una cama, una mesa y una pequeña televisión. En ella pudo ver a su equipo, el Corinthians, proclamarse campeón del Torneo Paulista, desde la cárcel.