
Un apetitoso Lutefisk. Foto: Jonathunder/ Wikicommons
Algunos platillos sí que son extraños

Siempre decimos que no hay mejor forma de conocer una cultura que a través de su comida. Y entre las delicias que se pueden llegar a saborear alrededor del mundo existe un listado de platillos que son un reto para el que los consume. No solo porque son extraños a nuestras costumbres sino porque acarrean riesgos mortales.
¿Se imaginan probar frutas venenosas, sesos o embriones? Pues estos ingredientes suelen ser delicias en el extranjero e incluso en ciertos platos nacionales.
Algunos países como México aprovechan hasta los saltamontes para comerlos. En Oaxaca no es extraño ver los conocidos chapulines que se venden como snack en los mercados callejeros. Se sirven con limón y sal o se adaptan a la cocina tradicional como los tacos.
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Tal vez esto no suene tan extraño debido a que en el país comemos gusanos a la parrilla –chontacuros- u hormigas de limón. Aún así, todavía no se venden como si se tratara del popular canguil,
El país azteca también extiende en sus mesas algo que parece salido de una película de Indiana Jones, los tacos de sesos. En tortillas de maíz se acostumbra a servir los sesos de bovino. Pero este producto es delicado por las enfermedades que puede acarrear. Entre ellas la encefalopatía espongiforme bovina que también se llama ‘enfermedad de las vacas locas’. Afecta al sistema nervioso del ganado adulto, ocasionando enfermedades cerebrales en los humanos.
La lista se va poniendo más interesante con países más lejanos, como Groenlandia. En esta nación nórdica existe un platillo típico que contiene narvales (narwhal en inglés), cetáceos conocidos como los unicornios del océano. Los locales disfrutan de su carne cruda, aunque también la suelen cocinar o fermentar para deleitar sus paladares.
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En Noruega el condimento es más extraño que el producto en sí. Uno de sus platillos tradicionales se lo conoce como Lutefisk. Este consiste en condimentar al pescado con lejía. Esta sustancia es considerara un fuerte oxidante utilizado para desinfectar, decolorar e incluso para limpiar desagües.
Sin embargo, en el portal Travel & Leisure, mencionan que el truco para que este pescado salga en su punto es incubar los peces en la solución de lejía durante la cantidad justa de tiempo para que las grasas de pescado no se conviertan en jabón. Así mantiene una consistencia gelatinosa pero un olor desagradable.
Las almejas sangrientas o ‘blood clams’ son también una delicadeza en China. Nada extraño para un país acostumbrado a las conchas asadas como el nuestro. Pero el riesgo de este producto recae en su cocción. Cuando no se las prepara bien pueden provocar hepatitis A, E, tifoidea y disentería (un trastorno inflamatorio del intestino).
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Y si al viajar hacen una parada en Vietnam, no hay que sorprenderse cuando que les ofrezcan un Trung Vit Lon. Este platillo es típico en el país asiático y consiste en un huevo cocido. La única diferencia es que el huevo está fertilizado y dependiendo de la región lo consumen en distintos estados de maduración, como los norteños quienes lo prefieren cuando el embrión ha madurado hasta tener pico y garras.
Si seguimos por Asia, existen platos típicos que pueden sonar bastante extraños, como el Shirako de Japón. La traducción de este nombre es ‘niños blancos’ y es una cocción de los genitales masculinos de pescado que aún contienen espermatozoides.
Por último el ackee con bacalao puede ser uno de los platos nacionales más peligrosos. Esta bandera de Jamaica se realiza con la fruta nacional el ackee, la cual lleva un veneno en su interior. Antes de consumirlo hay que limpiarlo y extraer el tejido rosa que puede ser mortal. Una vez limpio se lo cocina con el bacalao para que absorba su sabor.
Se nos quedan fuera las garras de pollo fritas de China, o la sopa de perro Corena, las capibaras de Brasil o Venezuela pero el listado continuaría eternamente. Así que paramos aquí para que hagan un repaso mental de los platos nacionales más extraños que han visto o probado.