El cerebro juega el papel más importante en las ilusiones ópticas. Este órgano confunde las imágenes que percibimos. Foto: Pixabay.com
Los debates en las redes sociales han sido extensos, si el vestido es blanco con dorado o azul con negro, si el gato sube o baja las escaleras y la última sensación de las ilusiones ópticas, si la niña está sumergida en el agua o sobre ella. Las discusiones aún continúan y la única respuesta posible es la percepción.
Que los colores y las formas varíen dependiendo la persona, no es brujería, es una cuestión de percepción. Y no solo los colores, con nuestros ojos podemos percibir formas, movimientos, localizaciones y de todas estas apreciaciones nacen las ilusiones ópticas.
Por ejemplo, en el caso del famoso vestido dorado con blanco o azul con negro, que se volvió viral en febrero del 2015, el científico Jay Neitz de la Universidad de Washington, en una entrevista con la revista Wired, aseguró que el color de los objetos cambia por la variación de las condiciones lumínicas. En resumen, es el cerebro el que se confunde al interpretar los colores.
Aunque también hubo otros puntos de vista con respecto a la famosa prenda. Bevil Conway, neurocientífico de la Universidad de Wellesley, afirmó que las personas desechan de su cerebro algunos colores, en el caso del vestido el tono azul o blanco, por eso las personas lo ven de distintos tonos. Nuevamente, el cerebro nos juega una pasada.
Pero ¿Cómo comprobar que, a veces, nuestro cerebro nos engaña? Sencillo, tal vez recuerden aquella imagen del gato que sube las escaleras, o que baja, depende de tu percepción.
En realidad las dos respuestas son ciertas y esto se debe a que los ojos se enfocan en ciertos elementos específicos (en este caso el gato) y el fondo (las escaleras) pasan a un segundo plano. En ese momento, la mente completa las imágenes y listo, el gato desciende por la escalera o asciende, eso depende de lo que decida nuestra imaginación.
La imagen de un gato que sube y baja las escaleras se volvió viral en abril del 2015. Foto: Captura de pantalla
Por eso, el filósofo griego Aristóteles no estaba equivocado al afirmar que “podemos confiar en nuestros sentidos, pero ellos pueden ser engañados con facilidad” y sí, a veces el cerebro se adelanta a sacar conclusiones, por eso se generan las ilusiones ópticas.