El gesto de cruzar los dedos nació en diferentes períodos de tiempo en la religión wiccana y la cristiana. Foto: Pixabay.

El gesto de cruzar los dedos nació en diferentes períodos de tiempo en la religión wiccana y la cristiana. Foto: Pixabay.

Esta es la razón por la que cruzamos los dedos cuando deseamos buena suerte

El gesto de cruzar los dedos nació en diferentes períodos de tiempo en la religión wiccana y la cristiana. Foto: Pixabay.

Acéptalo, tú también lo has hecho. Cuando terminaste un examen estudiantil, era lo primero que hacías para evocar a la suerte y evitar el presagio de un supletorio. O, por otro lado, cuando mentías a tus padres para ir a una ‘reunión’ con tus amigos en lugar de estudiar. O simplemente, porque se convirtió en una suerte de cábala en la que depositaste las más austeras esperanzas. Crecer cruzando los dedos, sin duda, era el amuleto para desear (nos) la buena suerte. Pero ¿cómo nació esta costumbre?

Sorprenda o no, la génesis del gesto se sitúa en dos creencias ajenas. Por un lado, lo iniciaron las personas practicantes de la religión wiccana. Ellos creían que sus deseos o sueños iban a quedar depositados en el punto donde los dedos se cruzaban hasta que, finalmente, se hicieran realidad. Esto porque, según investigaciones de la autora Aisha Stacey, es una religión sensorial, cuyo período de creación se desconoce, que basa su cosmovisión en la conexión con la tierra y la energía.

Pero también se practicó desde las antiguas raíces del cristianismo. Antes del año 313, cuando se promulgó el Edicto de Milán o La tolerancia del cristianismo, en el que se estableció la libertad de religión en el Imperio romano, centenares de devotos cristianos eran perseguidos.

Cuando sentían que los podrían atrapar, cruzaban sus dedos para invocar el poder de la crucifixión de Jesucristo que, según la religión cristiana, es la encarnación de Dios en la Tierra. Además, era un signo de identificación, pues los dedos cruzados era un ‘saludo’ entre los fieles.

Ese ‘saludo’, según detalla la cadena informativa BBC Mundo en la serie ‘La historia escondida de los gestos manuales’, formaba un símbolo del ‘ichtus’ que, traducido en griego, significa pez, además de ser un acrónimo que, en hebreo, se traduce a “Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador”.

Pero cruzar los dedos no solo se convierte en suerte. La sobrevivencia del gesto durante el paso de los siglos hizo  que abarque nuevos significados de acuerdo al contexto. como las mentiras inocentes que seguramente aseguraste con fervor.

Es común, por ejemplo, utilizarlo detrás de la espalda cuando se dice una mentira para evitar ser descubierto o cuando se promete algo que, evidentemente, no se va a cumplir. Así lo asumieron también los cristianos perseguidos. Ellos también lo hacían para tratar de exculpar las mentiras que se veían forzados a decir a sus captores.

Del campo de las creencias, cruzar los dedos también se ha explorado en la ciencia y los resultados afirman que sus efectos van más allá de la suerte. El Instituto de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de London elaboró un estudio académico en el que se develó que el gesto logra apaciguar el dolor y que puede hacerlo desaparecer. Se trata de molestias que pueden generarse, por ejemplo, cuando no se logra atinar al clavo con un martillo o un golpe con una puerta.

Según los investigadores, esto sucede porque cruzar los dedos logró  confundir la forma en la que nuestro cerebro procesa las sensaciones de frío, calor y dolor.