Vigilia en las gradas de la Catedral al cumplirse un mes del secuestro del equipo periodistico de El Comercio conformado por Javier Ortega , Paul Rivas , Efrain Segarra .

Vigilia en las gradas de la Catedral al cumplirse un mes del secuestro del equipo periodistico de El Comercio conformado por Javier Ortega , Paul Rivas , Efrain Segarra .

¿Por qué se celebra el 3 de mayo el Día Mundial de la Libertad de Prensa?

Vigilia en las gradas de la Catedral al cumplirse un mes del secuestro del equipo periodístico de EL COMERCIO conformado por Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

En tiempos de violencia extrema contra medios y reporteros, de cambios tecnológicos que ponen en jaque los modos establecidos de contar la noticia, de la amenaza de los 'fake news' y las campañas de desinformación, el periodismo se encuentra en un momento difícil.

En este contexto se celebra este jueves 3 de mayo el Día Mundial de la Libertad de Prensa bajo el lema "Los frenos y contrapesos al poder: medios de comunicación, Justicia y Estado de derecho", en un intento de poner en debate los desafíos, los peligros y las oportunidades a los que se enfrenta esta actividad tan esencial para la vida democrática.

"En el Día Mundial de la Libertad de Prensa de 2018, hago un llamamiento a los Gobiernos para que impulsen la libertad de prensa y protejan a los periodistas. Promover una prensa libre es defender nuestro derecho a la verdad", indicó el Secretario General de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres.

Este día se celebra en todo el mundo desde 1993, cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) solicitó que el 3 de mayo fuera establecido formalmente como un momento para "fomentar la libertad de prensa en el mundo al reconocer que una prensa libre, pluralista e independiente es un componente esencial de toda sociedad democrática".

La fecha fue elegida en homenaje a la Declaración de Windhoek, escrita en 1991 durante una conferencia de periodistas africanos realizada en Namibia. Allí se establecieron los principios de la libertad de prensa aceptados globalmente.

Windhoek fue la culminación de una serie de esfuerzos por intentar cambiar la dramática situación de la prensa en África en aquel momento, cuando la intimidación, el encarcelamiento y la censura eran prácticas rutinarias. Y a pesar de grandes avances, esta situación sigue dándose en el continente y en muchos otros lugares del mundo.

En Windhoek se estableció, entre otras cuestiones, la necesidad de una prensa independiente ante la cual el poder público no pueda ejercer un dominio político o económico, ni un control de los materiales e infraestructura necesarios para la actividad.

Se abogó también por el fin de los monopolios y la promoción del mayor número posible de medios de la gama más amplia, para favorecer al pluralismo.

La libertad de información y de expresión son, junto con la democracia, "contribuciones fundamentales a la realización de las aspiraciones de la humanidad, de acuerdo con el texto de la declaración, el cual también considera que la censura es una grave violación de los derechos humanos.

Windhoek se apoya asimismo en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que establece que "todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión".

"Este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión", señala esta artículo fundamental.

En las celebraciones de este año, que tendrán como sede a la ciudad de Accra, en Ghana, se pondrá el énfasis en las relaciones entre medios y la transparencia del proceso político.

También se debatirá sobre la independencia y la alfabetización mediática del poder judicial, y la responsabilidad de las instituciones estatales frente al público.

Nuevas tecnologías, nuevas formas de consumo

Las nuevas tecnologías, los cambios en los patrones de consumo y la transformaciones políticas han modificado el panorama de los medios, que en sus versiones más tradicionales están perdiendo audiencias y ganancias.

Las redes sociales cumplen en cambio un rol fundamental en el intercambio de noticias entre pares, pero esto puede reducir credibilidad y calidad en el trabajo periodístico.

Al mismo tiempo también esas mismas redes sociales son un vehículo para la proliferación de rumores, noticias falsas (llamadas fake news) y manipulaciones de todo tipo, que hacen mella en la libertad de prensa.

Este año se ha visto como una empresa como Cambridge Analytica, dedicada a la manipulación mediante campañas "sucias", pudo hacerse de datos personales de 50 millones de usuarios a través de Facebook y utilizarlos para influir en procesos políticos de enorme importancia como el referéndum para el Brexit o las elecciones presidenciales en los Estados Unidos.

De esta manera, el periodismo crítico y de calidad, basado en la investigación, tiene una importancia vital para combatir el fenómeno de la desinformación, pero también para continuar con su batalla histórica por la transparencia de los Gobiernos.

La violencia contra los reporteros, una vieja amenaza que no cesa

Pero además de los cambios en la tecnología y la proliferación de información falsa, los periodistas y los medios siguen enfrentándose también al hostigamiento y a las amenazas físicas de Gobiernos y grupos armados.

Precisamente el lunes, una serie de brutales atentados terroristas dirigidos en parte contra los reporteros y fotógrafos de agencias locales e internacionales en Afganistán dejaron un saldo de 10 muertos.

Mientras que en Ecuador y Colombia sigue la cacería del grupo disidente de las FARC liderado por Walter Patricio Arizala, 'alias Guacho', bajo cuyas órdenes se secuestraron y ejecutaron a tres periodistas de EL COMERCIO.

El número de muertos en Afganistán ya es mayor que el registrado en todo 2017 en este país afectado por más de 15 años de guerra insurgente.

No es el único lugar. Siria lideró el año pasado este triste ranking de inseguridad en el ejercicio del periodismo con 12 muertes. Y México, que no sufre una guerra pero sí una ola de violencia narco, le siguió con 11 reporteros asesinados.

En total murieron 65 periodistas en todo el mundo en 2017, un 18% menos que los 79 asesinados en 2016, pero manteniendo aún niveles muy altos luego de que el fenómeno comenzara a crecer a comienzos de los años 2000.