Los deja vu no son tan normales como podrías pensar, al menos a nivel fisiológico. Foto: Pixabay
A lo mejor alguna vez soltaste la frase “ya estuve aquí” o “esto ya me pasó” , y tus acompañantes te miraron con desdén porque sabían que era poco probable. No se trata de un súper poder o de un sueño, es un fenómeno que se llama deja vu, que en términos castizos significa “ya lo vi”.
Un gato negro se sacude y luego camina. Acto seguido, el gato negro se sacude y luego camina. “¡Oh!, un deja vu”, dice Neo (Keanu Reeves), el personaje principal de la película ‘The Matrix’. Su compañera Trinity se preocupa porque ”un déjà vu suele ser un fallo en Matrix”, la máquina que controla la realidad virtual en la que se desarrolla la historia.
Algo similar ocurre cuando se vive uno de estos episodios. Existe una alteración en la memoria que provoca que la persona tenga un “falso reconocimiento” del hecho. Así lo explica el psiquiatra Pablo Benavides.
En términos sencillos, la memoria nos juega una mala pasada. En realidad, ocurre un “cortocircuito” en el procesamiento de la información que hace que el individuo sienta que ya vivió una experiencia que es en realidad nueva.
Los deja vu ocurren frecuentemente. ¿Quién no lo ha sentido aquella sensación alguna vez? Sin embargo, muy ‘normal’ no es, al menos a nivel fisiológico. El psiquiatra señala que son afectaciones neurosensoriales, durante el proceso de consolidación de la memoria de corto plazo como de largo plazo.
Vamos por partes. El cerebro aloja muchísima información, pero no toda la que recibe. Cada día nuestra memoria selecciona lo que considera relevante y lo fija como memoria de largo plazo, lo que no es relevante se deshecha. En esta selección interviene el hipotálamo, que destaca lo relacionado con las emociones sean placenteras o desagradables, dice Benavides.
Cualquier persona puede experimentar un deja vu, siempre y cuando esté pasando por un momento de tensión emocional, como un duelo o el tan conocido estrés. Mientras unos toman con gracia estas experiencias, otros deciden asumirlas como un don mágico y algunos lo procesan con asombro.
Ya lo viví (deja vecu), ya lo sentí (deja senti), ya estuve aquí (deja visité), esas son las variaciones más comunes del deja vu. La primera tiene que ver con un episodio en sí, como una cena en casa; la segunda con una sensación, como un primer beso, o probar un postre por primera vez. Mientras que la tercera – es la menos común- sucede cuando se asume que ya se conoce un lugar que nunca antes había visitado.
Quienes duermen poco o tienen problemas con Morfeo también tienen más tendencia a sufrir estos episodios, porque es durante el sueño que se consolidan los recuerdos. Hay que anotar que los deja vu pueden ser síntomas de enfermedades neurológicas más complejas, por ejemplo cuadros de epilepsia, dice el experto. Pero esa es tela de otro mantel…