Byron Villamar desafió las limitaciones de su entorno para construir una carrera brillante. Soñaba con maquillar en el concurso de belleza más importante del mundo, el Miss Universo, y lo logró.
No solo cumplió esta meta sino algo mejor. El destino puso en sus sagradas manos a Victoria Kjaer, la candidata de Dinamarca que ganó el certamen.
La historia de este talentoso ecuatoriano empieza en Guayaquil, la ciudad donde nació, pero continúa en el cantón Balzar donde creció.
Jugaba con patinetas, con Nintendo y salía con sus amigos, dice. Combinaba su espíritu emprendedor con su creatividad.
Es feliz al recordar que lustraba zapatos de personas conocidas y que vendía espuma y polvo de carnaval en febrero para generar ingresos. Era carero, recuerda, pero le iba bien cuando a la competencia se le terminaba el stock.
Para Byron, “no importa de dónde vienes, sino hacia dónde vas”, y su vida refleja esta filosofía.
Primeros pasos en el arte
A los 17 años, se mudó a Guayaquil en busca de oportunidades. Trabajó en el call center del SRI, en una cadena de comida rápida y en la aseguradora de una tienda de ropa.
En 2002, el destino lo acercó a su sueño. Maquilló a una amiga para un concurso de belleza.
Utilizó cosméticos que le prestó su madre. La victoria de la candidata marcó el inicio de una pasión que no había imaginado.
Con talento innato y determinación, Byron empezó a destacarse en el ámbito del maquillaje. Aunque no tuvo una formación al inicio, confiaba en su habilidad natural para combinar colores y su ojo artístico. Más tarde, perfeccionó su técnica con estudios especializados.
El salto al estrellato
Gracias a su amistad con el fallecido periodista Miguel Cedeño, Byron ingresó al mundo de la televisión. Maquilló presentadores, modelos y cantantes.
Su estilo le permitió destacar entre sus colegas. Este enfoque lo llevó a trabajar en el Miss Universo.
En 2023, Byron maquilló a Sheynnis Palacios, la Miss Salvador que se coronó ganadora del concurso. En 2024, repite su hazaña con la candidata de Dinamarca, Victoria Kjær Theilvig.
La guapa danesa de ojos celestes le pidió no utilizar colores oscuros en su mirada. Se comunicaban en inglés, cuenta Villamar.
El artista aprendió ese idioma porque se quería convertir en tripulante de cabina, pero las cosas no fueron por ese camino.
En el concurso, la Miss Dinamarca resaltó sus ojos con sombras de tonos escogidos por Villamar de acuerdo a su colorimetría. Lo más adecuado para ella, explica él, eran los tonos con pigmentos más anaranjados y rojos.
Más allá del maquillaje
A sus 30 años, Byron combina su éxito profesional con una vida personal enriquecedora. Casado y con doce gatos, se describe como un hombre familiar y animalista.
Además de ser el apoyar a su familia, ha asumido el rol de mentor y padre para su hermano menor, apoyándolo para cumplir sus sueños.
Sueños futuros
Aunque ha alcanzado el reconocimiento en Miss Universo, Byron no se detiene. Aspira a formar parte del equipo de maquillaje del Victoria’s Secret Fashion Show y colaborar en producciones de alto perfil, como videos musicales.
Para él, el maquillaje no solo es una profesión, sino un medio para transformar vidas y realzar la belleza que todas las mujeres tienen.
De apostar zapatos en Balzar a maquillar a la mujer más hermosa del universo, su historia inspira a quienes sueñan en grande, sin olvidar sus raíces.