Soplar las velas durante la celebración de los cumpleaños se remonta a tradiciones de civilizaciones antiguas. Foto: Omer Wazir/Flickr
Una vez cada doce meses, durante el día de nuestro cumpleaños, todos nos colocamos frente a un pastel, llenamos de aire nuestros pulmones y soplamos con todas las fuerzas para apagar las velas colocadas sobre la superficie del mismo. Esto es un ritual que se repite con exactitud en muchos países alrededor del mundo.
Pero, ¿de dónde nació esta tradición? Una de las versiones más extendidas nos transporta a la Alemania del siglo XVIII. Por ese entonces era común una celebración llamada ‘Kinderfest’, un homenaje para un niño en el que se usaban dos velas: una que simbolizaba la luz de su vida y otra que representaba los años venideros.
Las llamas de estas velas debían estar encendidas durante todo el día y eran reemplazadas cuando se consumían. Al final de la jornada, se apagaban de un soplido. Se creía que el humo que despedían al apagarse ayudaba a trasladar a Dios el deseo que todos tenemos derecho a pedir por nuestro cumpleaños.
Según esta tradición, estaríamos colocando el número erróneo de velas sobre nuestros pasteles, ya que actualmente se utiliza una por cada año cumplido. Esta modificación se explica por un manuscrito alemán del siglo XVIII, en el que se expresa que se empleaba una vela por año, además de una adicional en el centro.
Sin embargo, Alemania no es el único país en el que pudo haber nacido esta tradición, puesto que hay otra versión mucho más antigua y que nos traslada a la época de la cultura griega. En Grecia se le ofrecían dulces redondos a Artemisa, diosa de la Luna, con velas sobre ellos. Estos, representaban el ciclo lunar completo y el fuego de las velas se apagaban de un soplido para que el humo llegase a la divinidad, transportando los deseos mortales.
Aunque por mucho tiempo apagar las velas en los cumpleaños fue considerado pagano, dado que los cristianos acostumbraban a celebrar la muerte y no el nacimiento, cuando la Iglesia estableció la Navidad como celebración relevante, las velas de aniversario se sacaron la mala reputación de encima.
Por eso, actualmente, este ritual se volvió una costumbre muy normal y aceptada, excepto por aquellas personas que piensan que soplar velas pueden hacer que el pastel se contamine de germenes. Así que, si tu cumpleaños se acerca, felicidades y no olvides soplar la vela.