Tegucigalpa, Reuters
Diputados afines al derrocado presidente de Honduras Manuel Zelaya buscan hoy convocar a una sesión extraordinaria del Congreso para tratar la restitución del líder, mientras cientos de manifestantes llegan a la capital del país para apoyarlo.
La jugada de los legisladores zelayistas, que intentan lograr una mayoría simple para hacer la convocatoria, se da un día después de que una misión de la Organización de Estados Americanos (OEA) pidió acelerar la conformación de un gobierno de unidad nacional contemplado en un acuerdo firmado por representantes de Zelaya y el Gobierno de facto.
Zelaya fue derrocado el 28 de junio y expulsado de Honduras a punta de pistola por militares. Tras el golpe, un Gobierno de facto encabezado por el empresario Roberto Micheletti fue designado por el Congreso, agudizando la peor crisis política de Centroamérica en dos décadas y dejando dividido al país.
Después de meses de negociaciones para volver al poder con el apoyo de la comunidad internacional, Zelaya y el Gobierno de facto acordaron la semana pasada formar un gobierno de unidad nacional y que el Congreso decidiera si el depuesto mandatario debe retornar a la presidencia.
Aunque el plazo para conformar el gobierno de unidad nacional vence el jueves 5 de noviembre, el ex presidente chileno Ricardo Lagos, jefe de la misión de la OEA, reconoció que podría tomar un poco más de tiempo cumplir este punto del compromiso.
Las negociaciones políticas ocurrían mientras simpatizantes zelayistas se dirigían, incluso desde otras ciudades, al centro de Tegucigalpa para presionar por la restitución del depuesto gobernante, quien espera las decisiones sobre su futuro refugiado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa.
Francisco Games, un campesino con un sombrero vaquero parecido al que usa el depuesto mandatario, llegó a Tegucigalpa desde San Francisco, un poblado pobre en el norte del país, y dijo que no se irá hasta que Zelaya vuelva al poder. “El es nuestro legítimo presidente”, sostuvo. Los zelayistas dijeron que desconocerán las elecciones y amenazaron con iniciar cortes de carreteras si el jueves a medianoche no es reinstalado Zelaya en el poder.
Mientras tanto, el Congreso espera la opinión de la Corte Suprema -que había ordenado destituir a Zelaya por su supuesta violación a la Constitución con intentos de allanar camino para la reelección-, de la fiscalía general y del Ministerio Público antes de decidir sobre la restitución del mandatario.
Pese a que la Junta Directiva del Congreso no convocó a la sesión especial, el diputado zelayista Javier Hall dijo a una radio local que buscaban conformar una mayoría simple para llamar a plenario y votar de una vez por la restitución de Zelaya. “Somos 36 liberales y seis de la unión democrática, establecimos contactos con otros, incluidos los nacionales”, dijo Hall a una radio local.
El Partido Liberal tiene 62 diputados, pero está dividido entre los que apoyan al Gobierno de facto y el grupo que respalda a Zelaya. El opositor Partido Nacional, que puede definir la restitución, no ha fijado aún una posición oficial.
Zelaya se entrevistó con sus negociadores y, según su asesor Rosel Tomé, reiteró su posición de volver al poder y dijo que la solución está en manos del Congreso que debe restituirlo para proceder a la instalación de un Gobierno de unidad nacional.
En Washington, Ian Kelly, portavoz del departamento de Estado de Estados Unidos, insistió en que la solución de la crisis política, incluida la restitución de Zelaya, está ahora en manos de los hondureños.
Zelaya ha advertido de que en caso de no ser restituido esta semana, la comunidad internacional desconocería las elecciones, que ya estaban convocadas desde antes de que fuera derrocado y que han sido tomadas como punta de lanza del Gobierno de facto como vía para poner fin a la crisis.