Tegucigalpa. Reuters
Volveremos, gracias a todos”. Así, de forma muy escueta, se despidió Manuel Zelaya de algunos partidarios, en el aeropuerto de Tegucigalpa, antes de abordar un avión que lo condujo a Santo Domingo, Rep. Dominicana.
Entre gritos de aliento de sus seguidores, Zelaya fue trasladado desde la sede diplomática de Brasil en un convoy hasta el aeropuerto internacional, donde partió en el avión presidencial del mandatario dominicano Leonel Fernández.
La partida de Zelaya, un aliado del líder venezolano Hugo Chávez, es un factor clave para zanjar la crisis que dividió a los hondureños durante meses.
El viaje fue posible gracias a un salvoconducto del nuevo presidente Porfirio Lobo, un hacendado que asumió el poder ayer y que busca pacificar el país y hacer las paces con la comunidad internacional.
Zelaya partió acompañado de su esposa Xiomara Castro, una hija y su asesor Rasel Tomé. “Nunca van a dejarlo volver”, dijo Carla López, una seguidora de 30 años con lágrimas mientras el derrocado Presidente se marchaba.