Imagen aérea del Parque Nacional Yasuní en este lugar se ubican los bloques Ishpingo, Tiputini y Tambococha (ITT) que serán explotados. Foto referencial: Archivo/EL COMERCIO
La renta petrolera esperada del eje de campos Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT) en el parque nacional Yasuní podría verse reducida de manera significativa, de acuerdo con representantes de colectivos ambientalistas, por la caída del precio del petróleo.
En agosto del 2013, cuando el Gobierno desechó la idea de mantener 920 millones de barriles de crudo bajo tierra, anunció que la explotación del ITT arrojaría un beneficio de USD 18 292 millones a valor presente.
Sin embargo, esos cálculos se hicieron considerando un precio promedio por barril de USD 70, de acuerdo con estimaciones presentadas hace dos años por el entonces Ministerio de Recursos No Renovables (hoy Ministerio de Hidrocarburos) a la Asamblea Nacional.
Actualmente el barril de crudo tipo Oriente (67% de la producción nacional) se cotiza en USD 42,71, de acuerdo con el dato más reciente difundido por Petroecuador al 27 de febrero. Es decir, USD 27 menos que los cálculos iniciales.
En este escenario, la representante de la Coordinadora Ecuatoriana de Organizaciones para la Defensa de la Naturaleza y el Medio Ambiente (Cedenma), Natalia Greene, dijo que la rentabilidad de explotar el ITT podría caer a USD 8000 millones por el bajo precio. Es decir, un 56% menos de lo previsto.
Estos datos se dieron a conocer, en la mesa redonda Yasuní, presente y futuro, llevado a cabo la tarde de este jueves 5 de marzo del 2015 en la biblioteca de Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
En el acto participaron además Eduardo Gudynas, Antonella Calle y Alberto Acosta, quienes dieron un vistazo a la experiencia de la iniciativa Yasuní-ITT, que busca dejar el crudo bajo tierra, y la recolección de firmas para que este tema se defina a través de una consulta popular.
El expresidente de la Asamblea Constituyente, Alberto Acosta, indicó además que con los precios del crudo a la baja “puede haber una tentación a reducir las normas ambientales, laborales y sociales para abaratar los costos de extracción de crudo, con un mayor impacto ambiental y social”, en un área de altísima biodiversidad como el Yasuní.
Ayer se celebró el día del Yasuní establecido el 5 de marzo del 2010, cuando nació la iniciativa de dejar el crudo bajo tierra.
Acosta, sin embargo, insistió en que la preservación del Yasuní va más allá de un tema económico porque busca la protección de la vida, biodiversidad, los pueblos en aislamiento voluntario, el decrecimiento de las emisiones CO2 y la conservación de las fuentes de agua.
“No se trata de en qué precio esté el petróleo porque aunque sube, el Yasuní debe preservarse”, aseguró.