En Bolivia, los niños lograron que se reconozca su trabajo para tener una jornada laboral con menos horas. Foto: Imagen referencial/ Archivo EL COMERCIO
Yaguar Mamani Paredes se ha convertido en el chico más mediatizado de Bolivia. Con apenas 10 años él ya sabe lo que es negociar sus derechos y la de miles de niños, niñas y adolescentes de su país que trabajan a “sol y sombra” para ganarse el pan del día.
La agencia de noticias BBC narra la historia de Yaguar Mamami, que trabaja desde que tenía seis años vendiendo jugos en un mercado callejero del barrio obrero de Villa Fátima, en la capital boliviana. Es este niño quien ha mantenido varias reuniones con legisladores de su país para convencerles de la necesidad de que la ley reconozca el trabajo infantil y lo regule para evitar la explotación.
Desde los ojos de la mayor parte de estos niños bolivianos, el trabajo no es tan terrible: ellos sí quieren trabajar, pero quieren hacerlo dentro de la legalidad.
Cada día, al salir de la escuela, Yaguar se va al mercado donde, junto a su madre, vende zumos de frutas. Media jornada, cinco horas de trabajo, después de haber estado estudiando en el colegio. Pero le gusta, no sufre. “Vendiendo puedo aprender a sumar y a multiplicar”, asegura el pequeño a la BBC y, con el dinero que gana, su madre le puede comprar “útiles y cosas para el colegio”.
Solo hay una cosa que no le gusta de trabajar: que descansa menos porque consigue dormirse muy tarde todos los días. Yaguar es uno de los cerca de 800 000 niños y adolescentes que forman parte del mercado laboral de Bolivia, y también miembro de la asociación que negoció el Código Niño, Niña y Adolescente que sitúa la edad mínima para el trabajo infantil en los 10 años, como caso excepcional, y en los 14 años para los casos habituales.
La norma aprobada por el Parlamento el miércoles 2 de julio, y que ahora debe ser promulgada por el presidente boliviano Evo Morales, precisa que el trabajo infantil debe ser autorizado por las Defensorías de la Niñez, instancias dependientes de las más de 300 alcaldías que existen en el país.
El texto dispone que los niños entre 10 y 14 años de edad podrán realizar trabajos por cuenta propia, bajo la supervisión de sus progenitores, “siempre que la actividad no afecte su formación educativa”.
La normativa también reconoce las actividades laborales “por cuenta ajena” de adolescentes de 12 a 14 años, aunque se reduce la jornada laboral de ocho a seis horas y se establecen todos los beneficios de los adultos.
El representante de la Unión de Niños y Niñas Trabajadores de Bolivia (Unatsbo), Kevin Yucra, señaló que las excepciones son para los que trabajan, por ejemplo, en la venta de golosinas, cuidado de vehículos o embolsado de productos en supermercados.
“La nueva ley nos protegerá a los niños y adolescentes trabajadores porque la jornada laboral es de seis horas y luego podremos estudiar, ese es un aspecto que nos tiene conformes”, indicó el joven representante, de 15 años.
El Estado boliviano se comprometió a erradicar la explotación laboral infantil que se registra en la minería y la zafra. Los compromisos serán ratificados en la nueva normativa, según prevén los legisladores.
Según datos del censo de 2001, cerca de 116 000 niños de entre siete y 14 años trabajan en el país sin ninguna prestación laboral.