‘Es el caso señor Jefe de la Policía Judicial de Pichincha, aproximadamente ocho meses atrás, llegaron personas de nacionalidad cubana a vivir en los espacios superiores de mi departamento ubicado en la av. Amazonas y Pinto, mas sucede que hace un mes recibo amenazas de muerte por estas personas, sin dar motivo alguno ya que con palabras soeces proceden a insultarme e inclusive me amenazan de muerte; presumo que estos señores tratan de intimidarme con la finalidad de que me vaya del departamento. Por lo descrito solicito la permanencia permanente de personal policial con el objeto de que evidencien mi denuncia y a su vez protejan mi seguridad e integridad física y psicológica”.
Esta denuncia presentada el 4 de febrero por Alexei Páez -académico de la Flacso- fue receptada en la Policía Judicial y asignada tanto a la Brigada Policial de Homicidios como a la Fiscalía de Soluciones Rápidas.
La denuncia de Alexei Páez nos lleva a la reflexión de que el Gobierno está desprotegiendo a sus ciudadanos a consecuencia de su política migratoria.
Los mentores de la ciudadanía universal deben haber incidido para que se elimine el requisito de visa para entrar al Ecuador por tres meses.
Nuestro país debe ser el único en el mundo, pero las consecuencias ya las estamos experimentando: percepción ciudadana de que el crimen organizado se adentra y lo usa como plataforma para inmigración ilegal, matrimonios en tiempo récord para lograr la residencia, etc. ¿Acaso los ecuatorianos, agobiados de problemas, nos merecemos esto?
Una de las razones para eliminar la visa supuestamente es promover el turismo. Sin embargo, los ciudadanos de aquellos países a los que se le exigía antes visa no son necesariamente los que llegan a nuestro querido Ecuador a visitarlo.
Basta ir por la Mariscal y ver la masiva concurrencia de ciertos “turistas” a locales de Internet donde no se pasan viajando, sino hablando. ¿Es este el tipo de “turismo” que le hace bien al Ecuador? Los que sí lo hacen son aquellos pertenecientes a países con capacidad económica para gastar y que no necesitaban visa.
¿Hay una intencionalidad oculta tras la promocionada ciudadanía universal? ¿Es la idea abrir la puerta a todos para ocultar que estaba dirigida a unos pocos? La no exigencia de visa debe ser revisada. Tenemos que seleccionar adecuadamente quien conviene que nos visite.
No podemos desproteger a nuestra población. Hacerlo es traicionar la buena fe de quien con su voto designó autoridades para que con sus decisiones le entreguen una mejor sociedad. Eso no está sucediendo. Si no lo creen, pregunten a Alexei.
Columnista invitado