Intentaré pensar como asambleísta de Alianza País.
“Soy parte de una revolución que pondrá fin a las inequidades del Ecuador. Además se hará en democracia, contrastando positivamente con otras revoluciones del mundo, necesarias pero lamentablemente sangrientas”.
“También se va a superar ese caduco capitalismo, organizado alrededor de uno de las más bajas pasiones humanas: el deseo de acumular riqueza en base a la explotación del hombre. Ecuador va a dar ejemplo al mundo, organizándose en base al amor al prójimo, la solidaridad, la renuncia a acumular riqueza”.
“Las actividades económicas serán populares, para que no haya explotación. Cuando la complejidad requiera capitales, entonces que sea estatal”.
“La prensa no comprende. Critica injustamente. Deforma nuestros planteamientos. Da cabida a los defensores del sistema, no a los revolucionarios.
Afortunadamente el Estado ha ganado presencia con la captación de los medios de los banqueros que quebraron”. “Hostiles, ya que son empresas de capital; se confunden en un mismo concepto la libertad de expresión con la de prensa, esto es, de sus dueños. Un derecho básico subordinado a un proceso de acumulación de capital”.
“Por ello, es necesaria la ley de medios. Que los dueños de la prensa rindan cuentas al pueblo que gobierna”.
Quienes piensan así, y auspician la ley de subordinación de medios, harían bien en hacer un simple ejercicio: ubicarse al otro lado de la tortilla. Es posible que pierdan las elecciones de 2013; el control de medios y del tribunal electoral no son garantía si hay un opositor de gran popularidad.
Cierto es que hay gobiernos revolucionarios que se han mantenido por décadas: los Castro en Cuba. los Kim en Corea del Norte. Mugabe está desde la fundación de Zimbabue. Pero no es la regla.
¿Estarían cómodos si esa ley que apoyan la administrase un gobernante con poderes exactos a los de Rafael Correa, pero de derecha? ¿Podrían recurrir a las prensa para criticar y oponerse a ese Gobierno?
El cambio de régimen no es el único riesgo. En los procesos revolucionarios suelen haber purgas: los muy críticos entran en desgracia. Poderoso hoy, perseguido mañana. De ser ese el caso, ¿la propuesta ley ofrece las garantías para que el caído en desgracia pueda defenderse a través de la opinión pública?
El martes pasado prendí el televisor a las 19:45 para ver las noticias. Puse el canal 5: en blanco. Encontré tres canales que transmitían noticieros. Todos oficiales. El presentador del canal 2 abundaba en las razones para suspender Teleamazonas.
Me inundó la zozobra. Afortunadamente sólo debí esperar cuarto de hora; puse el 8. Pero ¿si todas los días a toda hora, fuera como el martes pasado, a las 19:45?
Recapaciten.