Washington Prado, el 'Pablo Escobar ecuatoriano', reclutaba a pescadores de Manabí

El jueves, EL COMERCIO recorrió playas de Manabí. En San Mateo (foto) se han reclutado pescadores, según Policía. Foto: Alfredo Lagla/EL COMERCIO

El jueves, EL COMERCIO recorrió playas de Manabí. En San Mateo (foto) se han reclutado pescadores, según Policía. Foto: Alfredo Lagla/EL COMERCIO

La gente no lo comenta abiertamente, pero sabe que Washington Prado, el denominado "Pablo Escobar ecuatoriano", tuvo injerencia en las zonas costeras de Manabí.

Policías y militares también lo reconocen. Los agentes advierten que en los últimos dos años, el capo reclutó pescadores de Manta, Jaramijó, San Mateo, Santa Marianita, Jama o Bahía de Caráquez para el envío de droga a Centroamérica.

El 11 de mayo de 2017, EL COMERCIO recorrió estos poblados y habló con vecinos y familiares de pescadores que permanecen presos en cárceles extranjeras.

La primera parada fue en Jaramijó, un cantón de Manabí con unos 18 000 habitantes.A lo largo de este pueblo se levantan casas de ladrillo, de uno y dos pisos, sin enlucir. Unas no tienen pintura y en otras esta se descascara de las paredes. El jueves 11, un grupo de niños jugaba en la calle. Todos estaban sin camisetas y descalzos.

En una de esas casas reside una mujer, de 50 años, cuyo esposo e hijo están detenidos en el exterior. Desde el 2016 integra un gremio de familias que padecen de este fenómeno.

La tarde del jueves, ella habló con este Diario, pero prefirió no dar su nombre; solo se limitó a decir que en Jaramijó hay al menos 70 casos de hombres apresados en Centroamérica, Estados Unidos y Colombia.

En todo el perfil costanero de Ecuador (Esmeraldas, Manabí, Guayas y Santa Elena) se calcula que hay 700 arrestados.
Ese dato lo corrobora la Marina. El capitán de fragata Carlos Nivela, director regional de Espacios Acuáticos de Manabí, dice que solo en Jaramijó hay 173 niños y adolescentes con sus padres detenidos. Eso equivale a unas 80 familias.

Para el oficial, este número es “significativo” y advierte que se les debe dar atención, por ser una “problemática latente”, que no ha parado desde hace cinco años. “Cada vez hay más familias destruidas”, precisa.

Ayer, 14 de mayo, este Diario entrevistó vía telefónica a César Navas, ministro de Seguridad, y se le consultó sobre este fenómeno.

El funcionario fue más cauto con el número de pescadores capturados en aguas internacionales y habló de menos de 400 casos. También comentó que hay un seguimiento permanente de la Cancillería y del Ministerio de Justicia para intentar repatriar a los ecuatorianos, pero aclaró que estos trámites no son rápidos y que no con todos los países hay convenios para las extradiciones.

Frente a esta situación,la Marina se reúne mensualmente con los pescadores de las playas de Manabí. En esos encuentros les dan charlas sobre los riesgos de transportar cocaína hacia Centroamérica.

Hace un año, EL COMERCIO reveló este fenómeno. En ese entonces ya se hablaba de 300 pescadores artesanales de Manabí, Esmeraldas, Guayas, Santa Elena y El Oro capturados en cárceles de Estados Unidos, Guatemala y Colombia. El 70% pertenece a las dos primeras provincias.

San Mateo es otro poblado manabita desde donde se recluta a los pescadores. El jueves, un morador de esta zona comentó que recientemente fueron apresadas dos personas de este lugar. Durante el recorrido por ese sector, un joven de 25 años circulaba en una camioneta doble cabina, cuyo valor sobrepasa los USD 40 000.

“Ya lo tienen identificado. La pesca es rentable, pero no para comprarse una auto de esas características”, decía el morador, desde la puerta de su casa.

Los pescadores saben que los réditos por llevar la droga hasta Centroamérica son altos.  Según agentes de Inteligencia, en las lanchas viajan tres personas: el navegador náutico recibe USD 60 000, al motorista le entrega otros USD 30 000; y el de seguridad cobra un monto similar. De esos rubros, el navegador náutico debe entregar USD 10 000 a quien los reclutó, y los otros dos al menos USD 5 000.

Últimamente, los uniformados han detectado otra modalidad usada por los narcos. Los denominados reclutadores hacen los contactos vía telefónica con los grupos criminales de Colombia.

Una vez pactada la cantidad de droga y el valor, se envía a la tripulación hacia ese país. Los pescadores salen desde Manabí hasta San Lorenzo (Esmeraldas) por tierra y luego cruzan a Tumaco.

Desde allí zarpan en lanchas rápidas rumbo a aguas centroamericanas. Esta modalidad también era utilizada por Prado, el capo ecuatoriano.

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