La actividad del Tungurahua se mantiene en un nivel moderado. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO
El volcán Tungurahua mantiene el movimiento interno de fluidos y posiblemente de ascenso del magma. Sin embargo, la tendencia es descendente.
Patricio Ramón, técnico del Observatorio del Volcán Tungurahua (OVT), en la base Guadalupe, explicó que la actividad sísmica interna, que hace días atrás fue alta, al momento muestra una tendencia a disminuir y con un nivel moderado. “Esta actividad continúa en los últimos dos días cuando se publicó el informe 8”.
Mencionó que a nivel superficial no se observó ninguna emisión de gases en el nivel del cráter, excepto unas pequeñas fumarolas que aparecieron hace algún tiempo, pero que no reflejan la actividad interna del coloso. Pese a las lluvias en la zona, no ha habido el descenso de lahares. Al momento el estado de tiempo en el macizo es adverso, una espesa nubosidad y la lluvia impiden su visibilidad.
Ramón aseguró que en los instrumentos que analizan la deformación del edificio volcánico no se detectó un hinchamiento del volcán. “Todos los datos están normales”.
El Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional presentó un nuevo informe especial (número 9), en el cual anuncia los dos posibles escenarios de una erupción del volcán Tungurahua, que está activo desde 1999.
Según los técnicos del Geofísico, es probable que se dé una reactivación del Tungurahua de un corto a mediano plazo (días a semanas). En el primer escenario se considera una “reactivación rápida, de estilo vulcaniano, con una gran columna eruptiva y flujos piroclásticos”. Este escenario es el más probable que se produzca, por la baja desgasificación que ha habido; es decir, los gases no han sido expulsados.
Este fenómeno “podría indicar un taponamiento del conducto que impide el paso hacia el exterior de los gases magmáticos”, se menciona en el documento.
Benjamin Bernard, vulcanólogo del Instituto Geofísico, explicó en días pasado cómo es esa actividad. Este comportamiento vulcaniano se da cuando el volcán tiene cerrado el conducto o porque se formó un tapón. Los gases se acumulan y presionan hasta romper ese tapón, luego del cual aparecen explosiones bastantes fuertes. La del 14 de julio del 20163 ha sido la más fuerte de todo este proceso eruptivo de casi 17 años, inclusive mucho más tremenda que la que hubo en la erupción del 16 de agosto del 2006. “No duró mucho tiempo (2013), pero en intensidad fue más fuerte”.
Una vez que se rompe el tapón, se forman flujos piroclásticos, que en el 2013 alcanzaron las faldas del volcán, de 7 a 8 kilómetros bajo el cráter. También existe una fuerte caída de ceniza y sostenida.
El segundo escenario contempla una “reactivación paulatina, de estilo estromboliano (se llama así por el volcán italiano Stromboli), con explosiones moderadas y caída de ceniza, principalmente”.
El volcán presenta una actividad interna moderada, debido a la presencia de sismos de largo periodo, que se producen cuando existe el movimiento de fluidos y de magma, que pudieran ascender hacia el cráter. También hay tremores, que son vibraciones en el conducto. “Es como una (especie de) resonancia del conducto al pasar algo, que pueden ser gases o fluidos”, indica Bernard.
El nuevo reporte del Geofísico informa que la actividad interna moderada tiene una tendencia descendente, comportamiento que se registra desde el 12 de septiembre del 2016 cuando comenzó el aumento de la cantidad de sismos, de varias clases.
El informe resalta que no se presentaron sismos volcano-tectónicos (fracturamiento de rocas) desde el 27 de septiembre hasta este 5 de octubre del 2016. Y que la actividad sísmica en el volcán se mantiene moderada.
Además detalla que en este periodo se han registrado entre 1 y 8 sismos de largo período por día, y entre 0 y 3 eventos volcano-tectónicos diarios. El 1 de octubre del 2016 se evidenció un episodio de tremor (vibraciones en el conducto), que duró aproximadamente una hora.