“Para el presidente Moreno ha sido difícil poder tener un equipo de gobierno apropiado, confiable y propio”. Vladimiro Álvarez, exministro de Gobierno. FOTO: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Vladimiro Álvarez, ahora con 75 años, ocupó el cargo de Ministro de Gobierno en los mandatos de Osvaldo Hurtado y Jamil Mahuad. Es abogado, ha sido académico y político.
Fue Rector de la Universidad Católica de Guayaquil. También ocupó las carteras de Trabajo y Educación. En 1988 fue elegido diputado nacional por la Democracia Popular. En 1992 fue postulante a la Presidencia del Ecuador. Publicó el libro ‘El golpe detrás de los ponchos’, tras la caída de Jamil Mahuad.
¿Cómo un Gobierno debe enfrentar una época de crisis económica y crecientes conflictos sociales?
En primer lugar, el presidente Lenín Moreno ha hecho bien al país con promover una recuperación de la libertad de expresión. Esta es una medida que tiende a recuperar las libertades, pero además a recuperar algo imprescindible para el desarrollo: la seguridad jurídica y la independencia entre funciones del Estado.
¿Esa estructura que heredó es un bloqueo para la gobernabilidad?
Lo difícil para el presidente Moreno ha sido poder tener un equipo de gobierno apropiado, confiable y propio. No ha tenido estructura política de respaldo y ha tenido que apoyarse en Alianza País y la gente que dejó Rafael Correa para poder empezar su gobierno. Ha ido aislando a esas personas, pero no con la velocidad que el país necesita.
¿Cómo puede tener una estructura propia?
Para hacerlo necesita el respaldo de diversas entidades públicas o privadas en las distintas provincias, para eso se requiere una estructura política, movimientos, organizaciones sociales y empresariales.
¿Lograr esa estructura permitirá gobernabilidad?
Es bueno establecer el diálogo como mecanismo de entendimiento; y algo importante en todo gobierno es analizar cuál es la sociedad que tenemos y cuál es o debe ser la sociedad que queremos y cómo conseguirla. Lograr una gran concertación nacional, entre los grupos gubernamentales, organizaciones políticas, sociales, sindicales, empresariales, que a mediano y largo plazos pueda plantear soluciones para las necesidades básicas insatisfechas.
¿Un gobierno de transición está a tiempo para sentar esas bases?
Justamente creo que un gobierno de transición tiene que ir hacia eso. Hay que recordar el gobierno de (Clemente) Yerovi, que fue considerado de transición, mediante el diálogo logró algunos acuerdos nacionales y recuperar espacios perdidos. Debe hacerse un gran esfuerzo para lograrlo.
¿Hay similitudes entre los procesos de transición como el de los gobiernos de Jaime Roldós a Osvaldo Hurtado y el de Moreno?
Creo que no. En el caso de Hurtado fue la continuación del gobierno de Roldós, con todas las dificultades que tenía un gobierno luego de casi 10 años de dictadura. Una de las mayores dificultades era enseñar a la ciudadanía a respetar las normas. Volver a la conciencia colectiva del respeto a las reglas y normas, y la reimplantación de la democracia.
Pero Hurtado enfrentó crisis económica y protestas sociales y tuvo que tomar medidas de ajuste.
En materia económica hubo similitud pero no en objetivos en materia política, porque actualmente la gran diferencia que existe entre el gobierno de Moreno y el de Correa es que este fue autoritario, imponía su decisión a como diera lugar, logró silenciar a muchos activistas y a medios de comunicación.
¿Cómo convertirse en Yerovi en un escenario económico de crisis y con una conflictividad social que venía de una época de la criminalización de la protesta social?
Básicamente diría mediante el diálogo, la explicación y la demostración de las buenas intenciones que tendría el Gobierno de salir adelante; y mostrar la situación real que no le permite atender los beneficios y prebendas que los grupos sociales pretenden.
El año pasado el Gobierno institucionalizó el diálogo. ¿Debe retomarlo?
Sí, y debe hacérselo con absoluta transparencia. En temas de combate a la corrupción, si bien es cierto que están saliendo temas a la luz y se están condenando, eso no es suficiente y la ciudadanía no cree en esas exposiciones. Igual que en materia económica.
¿Le toca reconstituir su Gabinete?
Uno de los temas más difíciles de conseguir y reconocer es qué personas pueden ser de su absoluta confianza, con la capacidad suficiente, con la honestidad necesaria y con la valentía para el ejercicio de una función pública, porque hay que tener valentía para saber cuándo decir no.
Hay una crisis política por el tema de los ‘diezmos’, de lo que se acusa a la vicepresidenta María Alejandra Vicuña. ¿Cómo se debe enfrentar?
La situación demuestra que no tiene el respaldo suficiente para mantenerse en su cargo. Hay un conflicto de normas con los ‘diezmos’ a los asesores, cuando fue asambleísta. Lo que debería es avanzar la indagación fiscal y en caso necesario la suspensión en sus funciones como vicepresidenta. Pudiera hacer, como acto de dignidad propia, el pedido de una licencia, mientras dure la investigación.
¿Qué se debe hacer para transparentar las cuentas de las agrupaciones?
Puede configurarse una concusión la exigencia de fondos privados que no han ido a la cuenta de un partido, por lo que es necesario reglamentar la captación y el uso de fondos, que se demuestre que son legítimos y voluntarios.