Andrea Rodríguez B.
Editora
Fui una víctima más de un troyano. Lo aseguró el técnico que revisó, como el médico más acucioso, la computadora.
Como esos virus que se incuban en el organismo humano, el troyano, un código malicioso que afecta a las computadoras, permanece silencioso, hasta mostrarse tal cual es: dañino.
Este programa puede hacer más lenta la navegación en Internet e, incluso, emplear el equipo para difundirse a amigos, familiares y el resto de la Web.
El troyano forma parte de un grupo de códigos indeseables que reciben el nombre de ‘malware’ que significa ‘Malicious software’ o ‘software malicioso’.
El término engloba a cualquier programa capaz de dañar un sistema informático y la información contenida en este. Cada código malicioso tiene su propio accionar. El troyano, con regularidad, aparenta ser una herramienta útil, pero una vez instalado pone en peligro la seguridad de los documentos de la PC.
Aunque este tipo de código malicioso puede atacar de muchas maneras -venir incorporado en un archivo adjunto- con frecuencia se anida en las redes de intercambio de archivos denominadas P2P.
Suelen instalarse, cuando bajamos música y videos de estas redes. Si no lo han hecho hasta hoy, se ejecutarán en cualquier momento.