Este sector de 36 ha, en el centro norte, tiene nueve unidades arqueológicas.
Entre dos sectores urbanizados y que registran un flujo vehicular intenso está el Parque Arqueológico y Ecológico Rumipamba. Es una superficie de 36 hectáreas que muestra parte de la historia de Quito y de su diversidad biológica.
Recibe 5 000 visitantes mensuales. “Es como estar en un bosque fuera de la ciudad”, describe Jeimmy Reinoso, estudiante de 19 años, quien destaca que llegar a esta área se vuelve una visita inigualable si se suma la experiencia arqueológica. Sin olvidar que se conserva la casa de la antigua dueña de la propiedad, María Augusta Urrutia.
En los sitios arqueológicos (nueve en este parque) se encontraron muestras de lo que fueron los primeros ocupantes de lo que ahora es Quito, antes de la llegada de los Incas.
Restos de muros de piedra, viviendas, hornos, fogones, tumbas y objetos de cerámica y lítica (piedra), dan muestra de la importancia del lugar. Entre las particularidades de los antiguos habitantes de Quito están las formas de sus casas (ovoidales o circulares), el piso de barro cocido, la elaboración de textiles y la forma de enterrar a sus muertos.
Los hallazgos arqueológicos corresponden al período Formativo (2200 a.C.), Desarrollo Regional (500 a.C. – 500 d.C.) e Integración (500 – 1500 d.C.).
Hay dos formas de conocer los elementos del museo. La primera es a través del Centro de Interpretación por el ingreso de la av. Mariana de Jesús y Nuño de Valderrama, frente a la Casa de la Música. La otra, ir a las nueve unidades arqueológicas, por dos senderos: De los Toctes y De los Caminantes.
Bernarda Icaza, coordinadora del parque, explica que los grupos que más visitan este espacio son los estudiantes y las familias, especialmente los fines de semana y en las vacaciones escolares.
Pero hay otros públicos que son más asiduos a este espacio: ciclistas y caminantes. Ellos inician sus actividades desde las 06:00 y circulan por los espacios destinados y delimitados para estas prácticas.
Para quienes gustan de este deporte, dentro del parque, hay un trazado para su uso exclusivo (1 km), denominado Échale pedal. Esta ciclorruta está abierta hasta las 16:00. Sin embargo, para los aventureros, una vez al mes, se realizan recorridos nocturnos.
Para quienes prefieren caminar están dispuestos dos senderos. El primero, De los Toctes, que conecta con el Parque de la Mujer y se lo conoce de esta manera porque en esta ruta de 220 metros está presente esta especie nativa de Quito. Mientras que el segundo, De los Caminantes, pasa por las nueve unidades arqueológicas.
Para Diego Herrera, de 18 años, estas rutas le resultan atrayentes porque se conoce la flora y la fauna nativas de la ciudad, pues dentro del parque algunas plantas cuentan con rótulos explicativos. Entre estas: helechos, toctes, chochos y otras variedades.
Los asistentes deben seguir ciertas recomendaciones para visitar este parque: no pueden ingresar con mascotas ni con alimentos, pues es un área natural protegida. Se recomienda llevar agua, usar protector solar, y ropa cómoda, etc.
Para la seguridad de los visitantes, en el establecimiento están distribuidos 12 puestos de guardianía. Para quienes acudan en vehículo privado, hay una zona de parque, en la denominada casona (por la entrada de la av. Mariscal Sucre).
Además, en el parque arqueológico, los fines de semana de este mes y agosto, se llevarán a cabo talleres de plantas medicinales, pigmentos naturales, arte, reciclaje, cocina ancestral…, sin costo. Para participar se puede inscribir del 20 al 25 de julio, en las instalaciones.