Las visitas a pacientes con covid-19 del hospital son supervisadas por personal médico. Foto: cortesía Municipio de Guayaquil
Habían pasado 13 días desde su ingreso. A fines de noviembre, Carlos Jaramillo fue trasladado al Hospital Bicentenario de Guayaquil. Le faltaba el aire y sus pruebas dieron positivo para covid-19.
Desde entonces, estuvo aislado en una sala donde recibía tratamiento con oxígeno y medicación. Su familia estaba al tanto de su evolución solo a través de llamadas telefónicas.
Pero la semana pasada eso cambió y Carlos pudo reencontrarse con su esposa, en una visita controlada en uno de los patios internos de la casa de salud municipal.
“Su mejoría es notable”, dijo aliviada Margarita Lojano, luego de verlo y conversar con él 15 minutos. Tras el encuentro Carlos volvió a su habitación, ahí permanecerá hasta completar la terapia y poder retornar a su casa.
El trato humanizado se ha incorporado a la atención de los pacientes con covid-19 en esta unidad médica. Desde hace tres semanas realizan videollamadas y desde hace dos están autorizadas las visitas bajo supervisión, cumpliendo las medidas de bioseguridad.
Iván Barreto, director general del Hospital Bicentenario, explica que los pacientes son seleccionados según su cuadro clínico. Generalmente han cumplido 10 días de hospitalización o desde el inicio de los síntomas, tienen un resultado negativo en pruebas de hisopado y sus parámetros de presión arterial y saturación de oxígeno son normales.
“Hemos notado efectos positivos. El promedio de estancia hospitalaria es de 21 días, según cada caso. Pero al aplicar las visitas ese tiempo se reduje en un 25 a 35%, mientras que el consumo de analgésicos, ansiolíticos y suplementos de oxígeno baja entre un 20 y 25%”, asegura Barreto.
Hasta ayer, 16 de diciembre del 2020, 254 pacientes habían accedido a videollamadas y 45, a visitas, que se realizan de lunes a viernes de 11:00 a 13:00. Los familiares aguardan ansiosos, en bancas separadas en un espacio al aire libre.
Obligatoriamente usan mascarillas y sus manos son desinfectadas con alcohol a su ingreso y salida. Charlan durante 15 o 20 minutos, y les muestran al paciente en sus celulares fotografías o videos de quienes los esperan en casa.
Hay quienes no logran contener las lágrimas, como la madre de Kevin Flori. Era la primera vez que se veían después de ocho días. La última vez ni siquiera pudieron despedirse. Ella ingresó de emergencia debido a la dificultad respiratoria causada por el coronavirus.
“Estar lejos de mis hijos y de mi madre ha sido lo peor que me ha pasado -asegura la mujer-; han sido días interminables. Aunque aquí me han tratado muy bien, me hace falta mi familia”.
El Hospital Bicentenario tiene un área con cuatro camas para pacientes con covid-19 que requieren cuidados intensivos, ocupadas al 100%; y 32 para hospitalización, con una disponibilidad que alcanza el 60%. Desde su inicio de operaciones, en mayo pasado, ha atendido a 14 000 personas con coronavirus. Esa edificación estuvo desocupada una vez que la Maternidad Enrique Sotomayor se trasladara a un nuevo complejo hospitalario.
Para quienes aún no pasan la fase infecciosa de la enfermedad, el personal de atención al usuario coordina videollamadas con las familias hasta tres veces al día. Para este servicio cuentan con cuatro ‘tablets’.
Para el psicólogo Gino Escobar, director de la Unidad de Salud Emocional Municipal, este acercamiento fortalece el vínculo y eleva el sistema inmunológico, debido a que se segrega mayor cantidad de endorfinas, la hormona de la satisfacción.
“Un paciente aislado por covid-19 tiende a sentirse estresado, agobiado. Un buen estado de ánimo puede hacer que una enfermedad muy dolorosa se lleve de mejor manera”.
Esta unidad da soporte a la estrategia de trato humanizado y abarca otros programas ligados a la pandemia, como el manejo del duelo. Desde agosto ha dado atención a cerca de 1 000 usuarios en el hospital.
Para el 2021 se coordina un plan de prevención en salud mental en Guayaquil, que comenzará con una encuesta a 150 000 personas para medir sus niveles de resiliencia.
Para Carlos, el alta está cada vez más próxima. La cercanía de sus familiares le ayudó a adaptarse de mejor manera al tratamiento, que deberá continuar cuando regrese a casa.
El Bicentenario está por abrir un servicio de rehabilitación pulmonar, enfocado en pacientes poscovid-19. La idea es que puedan acceder a terapia física y ejercicios respiratorios para superar las secuelas.