El virus del AH1N1 sorprendió al mundo y la ciencia reacciona paulatinamente

Las primeras noticias sobre la enfermedad surgieron en México a inicios de marzo de este año. Desde allí se difundió que en ese país circulaba un nuevo virus que causaba la muerte de personas. En esos días, los científicos no conocían exactamente de qué se trataba este cuadro. Por esta razón se comenzó a denominar gripe porcina, pues se creía que los cerdos transmitían la enfermedad a los humanos. 

Luego de estudios, los médicos definieron al virus como AH1N1. El 11 de junio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia y esta se convirtió en la primera del tipo influenza desde 1968. 

Hasta ahora, el AH1N1 ha matado a 7 860 personas a escala mundial y en Ecuador el número de fallecidos ascienda a 82 y 1 555 casos positivos confirmados por laboratorio.   

Cuando aparecieron los primeros enfermos, los especialistas tenían la esperanza de que el antiviral Oseltamivir pudiera paliar en algo los efectos. Por ello, la OMS llegó a acuerdos con las farmacéuticas y comenzó a distribuir entre todos los países.

De inmediato se comenzó a pensar en una vacuna. Ahora que esta se comenzó a distribuir paulatinamente, los científicos ya  alertan de una mutación del virus. Incluso se informó que en Asia ya existen los primeros pacientes en quienes los medicamentos no hacen efecto. La Agencia Británica de Protección de la Salud  también señaló ayer que en Gales cinco pacientes ya son resistentes al Oseltamivir.

El testimonio de aquellos días

Cristian Peláez Román. Coord. de triaje de AH1N1 en el hospital eugenio espejo

‘No debemos bajar la guardia ante la gripe’

Redacción Sociedad

Cuando comenzó la gripe AH1N1 fue totalmente desconocida. Los primeros pacientes que tuvimos en el hospital Eugenio Espejo fueron una pareja de ecuatorianos que por vacaciones viajó a México. 

En aquel entonces ese país estaba en emergencia y registraba muchos muertos. Ellos comenzaron con gripe, fiebre y entraron directamente a la Dirección de este centro. Eran las 11:00 y la noticia se regó por los pisos.

¿Por qué está aquí?
Su experiencia. Cristian Peláez es médico neumólogo del hospital Eugenio Espejo, de Quito. Desde que se prendieron las alertas por el virus pandémico él se ha encargado de seguir los casos. 
Incluso intervino en la Presidencia de la República cuando se presentaron las   primeras sospechas de esta  gripe.Todo el mundo salió corriendo, se cerró todo el primer piso y la pareja quedó encerrada por tres horas en una oficina. Cuando eso ocurrió, llamaron al jefe de Neumología y a mí, que era el residente más antiguo. A esa hora el jefe se iba con otro paciente y a mí me vistieron como si fuese astronauta.

En el momento en que ingresé sentí mucho temor, entré con bastante miedo. Adentro estaban dos personas, intenté romper el hielo e indicaron fotos que se tomaron en México. Al final, no estaban contagiadas. 

Los medios de comunicación fueron una gran ayuda para calmar a la gente. No es que alarmaban, sino la prensa informaba únicamente lo que veía.

En todo caso, hemos visto que mientras más noticias de la gripe aparecen en los medios de comunicación, más pacientes se presentan en el área de triaje que se creó para la pandemia.

Por ejemplo, en los tres días posteriores a la muerte del jefe de seguridad del presidente Rafael Correa,  Johnny Merino, se presentaron hasta 300 pacientes diarios. Esto se desbordó. 

Desde los primeros días de atención hasta ahora, las cosas han mejorado. La población médica, es decir, doctores, enfermeras y auxiliares se han capacitado. La población en general también se ha informado más, pero falta un poco más.  

La afluencia de gente es alta, porque el Ministerio de Salud prohibió que las farmacias vendan libremente los antigripales y ahora deben acudir al médico. A su vez esto evita complicaciones como ocurría en un inicio.

Hemos visto cambios positivos, pero, como digo, falta un poco más de conciencia. Esto lo aseguro, porque como la gripe no está de moda los ciudadanos se han olvidado un poco de las medidas de prevención.

Es muy importante seguir con las normas de seguridad: no toser al aire libre, cubrirse en el momento de estornudar, no automedicarse, alimentarse bien, evitar el contacto con personas contagiadas, no acudir al trabajo o al centro de estudios si tiene algún síntoma de gripe.  

De eso se ha olvidado la gente. Hay personas que estornudan con la mano y el riesgo es que luego me saluden con la mano y me contagien la enfermedad. 
 
No se debería bajar la guardia en ningún sentido. No deberíamos ser tan rigurosos como en un inicio en los aeropuertos, pero se deberían seguir haciendo los controles. México, Argentina y Estados Unidos han retomado esa actitud y volvieron a tomar las medidas necesarias.  

Esos controles no tan rigurosos debieran servir para detectar a pacientes con síntomas muy marcados, pero no para evitar el ingreso del virus al país, porque este ya está adentro.

Desde abril, cuando comenzó la atención, hasta el momento hemos visto a 160 000 pacientes en el Eugenio Espejo. De ellos se ha confirmado el virus en 400 personas. Hoy estamos con 36 internados y ocho se hallan en terapia intensiva.

Por eso reitero que no hay que bajar la guardia, todavía falta la segunda oleada de la pandemia y pudiera llegar con el frío.

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