Los azuayos acompañan con fervor a la Virgen de El Cisne en Cuenca

Mujeres campesinas e indígenas acompañan como corte de honor en las peregrinaciones con la Santa Imagen. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO

Mujeres campesinas e indígenas acompañan como corte de honor en las peregrinaciones con la Santa Imagen. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO

Mujeres campesinas e indígenas acompañan como corte de honor en las peregrinaciones con la Santa Imagen. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO

La Virgen de El Cisne -que reposa en la Basílica de la parroquia lojana del mismo nombre- es una de las más veneradas del Ecuador y su devoción tiene más de cuatro siglos. Desde el viernes 3 de mayo de 2019, la imagen está en la capital azuaya y es visitada por miles de fieles en la Catedral de la Inmaculada.

La ‘Churonita’ -como le conocen de cariño por el cabello rizado- permanece en un altar de la Catedral. Está en Cuenca para presidir los ritos religiosos programados por 250 años de la Arquidiócesis local.

El recibimiento fue multitudinario. Autoridades religiosas, priostes, grupos apostólicos y devotos en general participaron de la eucaristía campal en la plazoleta de Miraflores, en el norte de la ciudad. Todos acompañaron con faroles encendidos, rezos o coreando la música sacra.

Ese día ‘La Churonita’ lució un colorido traje típico de la Chola Cuencana. De allí, los miles de fieles caminaron en procesión hasta la Catedral, donde fue recibida con otra fiesta con juegos pirotécnicos, música y danzas folclóricas.

A las 08:30 del sábado 4 de mayo, luego de una eucaristía, la imagen fue llevada en procesión hasta el estadio Alejandro Serrado Aguilar, donde se cumplió otra misa campal. A esa celebración asistieron devotos de Ambato, Quito, Azogues, Guayaquil, Machala, Guaranda y otras ciudades del país. En la tarde finalmente retornó a la Catedral.

Desde entonces se realizan eucaristías diarias cada dos horas, de 08:00 a 18:00; y por disposición de la Arquidiócesis de Cuenca el templo permanece abierto hasta las 20:00.

Este domingo 12 de mayo se cumplirá la última eucaristía de despedida a las 12:00, dijo el arzobispo Marcos Pérez, para finalmente retornar a su casa, la Basílica de El Cisne, que está ubicada a 74 kilómetros de la Loja.

Esta imagen también es conocida como “Viajera del Sur” porque cada año visita diferentes iglesias del país donde los fieles solicitan su presencia. Esos actos se cumplen generalmente con una réplica que –por seguridad- solo sale de la Basílica para actos importantes y de trascendencia.

La devoción por la Virgen de El Cisne empezó hace más de cuatro siglos con la aparición de la imagen el 12 de octubre de 1594, cuando la parroquia era azotada por una prolongada sequía y plaga de ratas que habían acabado con los cultivos.

Esto ocasionó hambruna que obligó a los indígenas a emigrar para sobrevivir. Mientras eso ocurría –dicen los registros históricos- apareció la Santísima Virgen y les dijo que fundasen allí una iglesia para asistirlos y que nunca más volverían a tener hambre; y así fue.

La devoción fue creciendo –inicialmente por las peregrinaciones que realizaban para rezar y agradecer por los favores recibidos. Luego hubo milagros a enfermos y personas con capacidades especiales y eso extendió la fe en católicos de todo el país.

Cada año miles de devotos participan en las peregrinaciones hacia el Santuario de El Cisne. Hay más de 50 comités de priostes de todo el Ecuador que acompañan a celebrar las fiestas más importantes, principalmente las de mayo y agosto.

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