Lourdes padece de una lesión en la columna causada por su expareja. Foto: Enrique Pesantes/EL COMERCIO
Era de noche y el cuerpo de Lourdes estaba tendido sobre el piso de su dormitorio. Los vecinos pensaron que estaba muerta. No se movía. Pero los paramédicos advirtieron que estaba inconsciente y la llevaron a un hospital de Guayaquil.
Luego de tres días de hospitalización contó que fue agredida por su esposo. Dijo que la empujó contra el filo de la cama, que la golpeó en la cara, estómago y espalda; y que la pateó hasta dejarla sin sentido.
Han pasado dos años y no se recupera. Los médicos detectaron que producto de los golpes, se produjo una lesión severa en su espalda.
Desde entonces, la mujer, de 53 años, no puede agacharse ni cargar baldes con agua, peor lavar o planchar ropa, pues eso le ocasiona dolores intensos.
El caso de Lourdes es conocido en la Fundación María Guare, un organismo de Guayaquil que atiende a quienes son agredidas por sus parejas. Cada año, a ese lugar llegan unas 8 000 víctimas de violencia.
En ese grupo están mujeres que se salvaron de morir tras los golpes, pero quedaron con secuelas físicas, que en muchos casos son irreversibles.
Eso sucedió con Jéssica, quien también está en la Fundación. Hace cuatro años ella perdió sus dos manos. Su esposo le mutiló sus extremidades con un machete. Ella recuerda que conversaba con un amigo y su hermana cuando su cónyuge se acercó con el arma y le intentó herir en la cabeza. Pero ella se cubrió con las manos y las cercenó. Ahora tiene prótesis que de cierta forma le han ayudado, pero sufre pesadillas. Este es otro trastorno frecuente después de las agresiones.
La psicóloga Monserrat López, del Departamento de Violencia Intrafamiliar de la Policía (Devif), sabe que estos casos son “altamente delicados”, pues las mujeres tienen un riesgo latente de convertirse en víctimas de femicidios.
Eso lo sabe Lorena de 55 años, que hace cuatro perdió la visión cuando su esposo la golpeó y estuvo a punto de morir.
Los agentes que la hallaron recuerdan que estaba cubierta de sangre. Sus hijos pensaron que había muerto, pues el hombre la golpeó con un machete en el rostro. Estuvo hospitalizada un mes y ahora usa un bastón para ubicarse y siempre permanece vigilada por policías. Tras el ataque, el sospechoso huyó y desde entonces lo busca la Policía.
A partir de agosto del 2014, estas agresiones se sancionan como tentativas de femicidios. El Código Penal estipula penas que van desde los siete a los 14 años de prisión para estos delitos. Así fue como en Pastaza hace 14 días un Tribunal Penal sentenció a un hombre por cortarle el brazo a su esposa.
En la audiencia, la Fiscalía detalló que el procesado atacó a la mujer en el 2015. Según el relato, él entró a la vivienda y la agredió con un cuchillo. Por eso lo condenaron a siete años de cárcel y deberá pagar USD 3 000 de indemnización.
La psicóloga Natacha Villacreces, de la Fiscalía, sostiene que en estos casos la recuperación es lenta. En los primeros meses, las personas afectadas sufren de ansiedad, tensión, depresión y falta de sueño.
Así vivió Maribel durante seis meses. Ella es una madre de 35 años y perdió la audición hace cinco meses, luego de que su esposo la golpeara en la cabeza con una barra de metal.
Ese día sus hijos llamaron a los vecinos y detuvieron al agresor. Ahora, él está detenido y está abierto un juicio por tentativa de femicidio.
La alerta por estos hechos ya la lanzó el año pasado la Cedhu (DD.HH.). En su informe dice que los agresores estrangulan, decapitan o las mutilan e indica que eso denota odio, saña y desprecio a la mujer.
En este año, entre el 1 de enero y el 3 de marzo ya se han reportado 32 femicidios en el país. El Devif dice que en el 2016 dieron 19 625 atenciones por agresiones físicamente a escala nacional. En enero y febrero de este año van 3 127.
El 15 de enero, la Policía de Los Ríos halló el cadáver de Leticia, de 32 años y madre de dos niños de cinco y siete años.
Los agentes reportaron que la mujer fue atacada por su pareja con un machete. El hombre le mutiló las manos antes de asesinarla ante sus hijos. Los familiares de la fallecida dijeron que no era la primera ocasión que el sospechoso la agredía y que ya había sido llevada al hospital por cortes, golpes o hemorragias.
En contexto
El femicidio y la tentativa de femicidio entraron en vigencia el 10 de agosto del 2014, con el COIP. Para prevenir la agresión a la mujer, la Fiscalía y el Corporación Nacional de Telecomunicaciones presentaron una aplicación que indica cómo denunciar.