Entrevista del día / Franklin Andrade, psicólogo del deporte
Redacción Guayaquil
Está demostrado que la práctica deportiva libera tensiones, ¿ocurre lo mismo con los hinchas en las gradas, en el caso del fútbol?
El deporte en Ecuador está más orientado a los resultados que a la ejecución. El fútbol es un deporte con una complejidad significativa. Es un deporte que provoca, en los individuos, una descarga emocional. Los hinchas que van a los estadios van a ver ganar a su equipo, no creen en la ejecución de procesos sino en los resultados inmediatos. El fútbol es pasión y así lo entienden los hinchas. Pero, cuando pierde el equipo, que una persona respalda, hay resentimientos y descensos en los estados de ánimo. En el momento que eso ocurre estamos ante un caso evidente de fanatismo.
¿Y qué pasa cuando la pasión de un hincha se convierte en fanatismo?
Hay una pérdida del control, porque prevalece una carga emocional por el triunfo. Cuando el resultado deportivo no es positivo se produce una frustración y esto desemboca en violencia.
¿Es un hecho que el fanatismo produce violencia?
¿Por qué está aquí?
Su experiencia. Es catedrático de Psicología Deportiva de la Universidad de Guayaquil. Es primer vocal de la Sociedad Iberoamericana de Psicología Deportiva. Estuvo vinculado al Comité Olímpico Ecuatoriano entre 1982 y 2005.
Su punto de vista. La violencia es un problema de la sociedad.
Sí, pero el origen de la violencia va más allá. Es un problema de la cultura, sin lugar a dudas, porque la sociedad produce violencia y eso se reproduce en los diferentes espacios cotidianos. Es decir en la familia, en el trabajo, en las relaciones de amistad, etc. Pero, el problema es estructural. Una persona que no tiene sus necesidades básicas satisfechas y que tiene un conflicto interno porque no cuenta con los ingresos económicos necesarios cuando va al estadio o cualquier escenario deportivo descarga toda la violencia contenida que le produce la sociedad. Cuando el ser humano no tiene satisfechas sus necesidades materiales y espirituales se produce una frustración y eso conlleva a conductas neuróticas y violentas. La violencia en los estadios y en todo escenario deportivo, es producto de una frustración.
¿Un hincha fanático tiene conciencia hasta el punto de poner límites a su frenetismo en las gradas y fuera de ellas?
La violencia se produce cuando no hay autocontrol, ese es el síntoma principal. Es humano que todas las personas tengamos emociones y sentimientos, pero en un hincha fanático no existe autorregulación entre lo que se siente, se piensa y se hace. Por eso, incurre en conductas violentas, porque todos tenemos una cultura violenta implantada en la sociedad y de la que no podemos escapar aunque así lo queramos.
¿Considera usted que el comportamiento de las barras ecuatorianas es el mismo que el de las que existen en Inglaterra, Argentina y otros países con antecedentes violentos en sus estadios?
El fenómeno de las barras debe ser analizado no únicamente desde la perspectiva psicológica sino también desde la sociología. Lo que hemos visto en los escenarios locales dista mucho de lo que ha pasado en otros países. Pero ojo, eso no quiere decir que nunca va a ocurrir. Para explicar la violencia no solo en los estadios sino en todos los espacios , se la debe analizar desde el punto de vista económico y social. A mi juicio, el problema de la violencia se produce cuando la sociedad no satisface las necesidades de existencia humana. Esas limitaciones provocan angustia y alimentan la cultura de la violencia en el país.
¿Y cuál entonces debería ser el límite en el comportamiento de un hincha local?
Estos grupos son movidos por la pasión y el fanatismo. Están en los estadios supuestamente para alentar a los equipos de fútbol, pero no vamos a negar que hay infiltrados que lo que buscan únicamente es generar violencia. Sin embargo, a partir de ese comportamiento individual no podemos juzgar al grupo en su conjunto. Resulta imposible analizar ese comportamiento sin tomar en cuenta las condiciones de vida del individuo o grupo en general. Pero debería ser un aficionado de fútbol que no genere violencia.
¿Eso explica que se escuden en el anonimato para generar hechos violentos?
El anonimato es lógico porque entre tanta gente será complicado establecer responsabilidades particulares sino grupales. Pero aunque resulte complicado identificar al involucrado principal, no se debe culpar por aquello a todo el grupo.
¿Ese comportamiento agresivo de hinchas es permanente?
Sí, porque están movidos por la violencia. La violencia es el sello que las identifica en cualquier lugar donde se encuentren, por eso se llaman barras bravas. Estos grupos no tienen conciencia y tampoco autocontrol. Independientemente de los resultados deportivos de sus equipos, estos grupos siempre serán violentas.
¿Son los dirigentes deportivos los llamados a asumir esta responsabilidad?
No solo ellos sino también toda la sociedad, porque es un tema que nos involucra a todos. La violencia es un asunto que se debe combatir desde las estructuras sociales y no superficialmente.